EVIDENCIAS CIENTÍFICAS DE LA
INSPIRACIÓN DE LA BIBLIA
Por
Bert Thompson, Ph.D.
Después de prácticamente toda una
vida de estudio, Herbert Spencer (1820-1903), el famoso filósofo británico,
declaró que hay básicamente cinco fundamentos de la ciencia: tiempo, fuerza,
acción, espacio y materia. ¡Poco comprendía Spencer que lo que estaba haciendo
era nada más que repetir con aprobación lo que había sido dicho por un hombre
que vivió 3.000 años antes que él! Ese hombre era Moisés, su libro era el
Génesis, y esta es su declaración: "En el principio (tiempo) creó (acción)
Dios (fuerza) los cielos (espacio) y la tierra (materia)" [Génesis 1:1).
De esta manera,
con el primer versículo de la Biblia, se vuelve claro que hay algo único dentro
de sus páginas. Ciertamente, una examinación más de cerca del Libro revela
verdades científicas que causan sobresalto, colocadas allí hace siglos,
milenios, antes que fueran conocidas por la mente científica moderna. Estas
verdades científicas asombrosa mente exactas - sepultadas dentro del texto de la
Biblia como perlas de gran precio- hablan de una historia no en concordancia
con lo que muchos están enseñando hoy día. En cada giro, los enemigos de la
Biblia declaran que es anticuada, pasada de moda, un libro errado que no merece
la consideración por parte de los hombres modernos en su estado
"iluminado". Por ejemplo, el famoso libre-pensador (en el sentido de descreído,
infiel) de hace una generación, Robert Ingersol, declaró una vez: "La
inspiración de la Biblia depende de la ignorancia del que la lee".
Claro está, no
puede haber duda que los escritores de la Biblia afirmaron la inspiración de su
obra. Pasajes tales como 2 Timoteo 3:16-17; 2 Pedro 1:20-21, y 1 Corintios
2:12-13 documentan adecuadamente tal afirmación. La pregunta que queda para ser
contestada viene entonces: ¿Es esta afirmación verdadera o falsa? Si la
afirmación es verdadera, entonces la Biblia es inspirada por Dios. Si la
afirmación es falsa, dos opciones se presentan a sí mismas para consideración.
Primero, podría ser el caso de que los 40 autores que escribieron la Biblia
durante un período de algunos 1600 años (aproximadamente desde el 1500 A.C.
hasta el 100 D.C.) en tres idiomas (Hebreo, Arameo y Griego) estaban engañados.
Eso es decir, ellos realmente pensaron que lo que estaban escribiendo vino
directamente de Dios, pero no era así. Eran sinceros, pero sinceramente
equivocados. O, segundo, podría ser el caso que los autores eran mentirosos. En
otras palabras, sabían que las palabras que escribieron no eran inspiradas por
Dios. Mintieron, y escribieron intencionalmente con el propósito de perpetrar
el más grande engaño que jamás ha sido impuesto en las mentes de los hombres.
¿Cuál de estas
tres opciones es la correcta? La única forma de determinar la respuesta a esa
pregunta, y aclarar el asunto de si la Biblia es inspirada o no, es examinar la
evidencia que pruebe o desapruebe la afirmación. En todas las áreas de la
conducta humana (por ej., filosofía, ciencia, etc.), hay reglas, principios, o
leyes básicas que gobiernan el proceso del pensamiento. Por ejemplo, la ley
filosófica de la racionalidad declara que una persona debería sacar solamente
aquellas conclusiones garantizadas por la evidencia adecuada. En la examinación
de la evidencia que apoya, o desacredita, las afirmaciones bíblicas de su
inspiración, hay numerosas avenidas que pueden ser exploradas. Por ejemplo,
sería un estudio interesante y provechoso examinar tales áreas como la
singularidad de la Biblia, su fenomenología interna y externa, sus profecías
cumplidas, o su exactitud histórica. Pero en esta discusión, quisiéramos
dirigir nuestra atención a la exactitud científica de la Biblia, ver si hay
presciencia [conocimiento de las cosas venideras] científica dentro de sus
páginas que no pudo haber llegado en otra forma que no fuera la revelación de
ella por parte de Dios a los autores. Si tal presciencia está presente - cientos
o miles de años antes de que fuera conocida por la mente moderna - es apenas
lógico suponer que hombres engañados o mentirosos pudieran ser los responsables
de tal información. En lugar de eso, la ley de la racionalidad demanda que
sigamos la evidencia hasta su obvia conclusión: Dios, a través de la
inspiración, proveyó a los autores con tal material.
Hay numerosas
áreas de la ciencia en las cuales la Biblia contiene presciencia asombrosa.
Considere, por ejemplo, el siguiente breve muestreo.
DEL CAMPO DE LA ASTRONOMÍA
Al hablar de Dios, el profeta
Isaías declaró: "El está sentado sobre el círculo de la tierra"
(Isaías 40:22). El término hebreo que usó Isaías para "círculo" es la
palabra khug, que indica una esfera que es redonda - como opuesto a algo plano,
cuadrado o rectangular. ["El es el que está sentado sobre la redondes de
la tierra" (Isaías 40:22 - Biblia de las Américas)]. Por supuesto, las
personas de los días de Isaías (y por muchas generaciones después de eso)
enseñaban que la Tierra era plana. No obstante, ¿la Biblia contenía presciencia
científica que estuvo siglos antes de su tiempo? ¿Cómo supo Isaías que la
Tierra era redonda y no plana como lo sugería la opinión popular? ¿Fue su
exacto avalúo simplemente buena suerte?
Con respecto a
la luz y las tinieblas, el Señor preguntó a Job: "¿Por dónde va el camino
a la habitación de la luz, y dónde está el lugar de las tinieblas?" (Job
38:19). De la luz es dicho que viaja por un "camino" (Hebreo, derek),
que es literalmente una senda o vía (cfr. Génesis 16:7). Por otro lado, de las
tinieblas es dicho que está en un "lugar" (Hebreo, maqom), que indica
un paraje o sitio (cfr. Génesis 1:9; 28:11). Hasta el siglo diecisiete, era
creído que la luz se trasmitía instantáneamente. Entonces, Sir Isaac Newton
sugirió que la luz estaba compuesta de pequeñas partículas que viajan en una
línea recta, Christian Huygens propuso la teoría de la onda de la luz, y Olaus
Romer midió la velocidad de la luz como es evidenciado por su demora a medida
que viaja a través del espacio. Los científicos saben ahora que la luz es una
forma de energía llamada energía radiante, y que viaja en ondas
electromagnéticas en una línea recta a una velocidad de 300.000 kilómetros por
segundo (1.062 millones de kilómetros por hora). ¿Cómo pudo el autor de Job
haber hablado de la luz viajando en una senda o camino, cuando esa información
no sería descubierta hasta varios milenios después?
Salmos 19:5-6
también contiene una verdad científica interesante. Al hablar del Sol, el
salmista anotó que "... De un extremo de los cielos es su salida, y su
curso hasta el término de ellos; y nada hay que se esconda de su calor".
Por muchos años los científicos enseñaron la idea de la geocentricidad (eso es,
la idea de que el Sol gira alrededor de la Tierra). Luego fue descubierto que
el Sol no es estacionario (eso es, no está fijo), como una vez se pensó, sino
que realmente se está moviendo a través del espacio. En efecto, es estimado que
está viajando aproximadamente a 965.580 kilómetros por hora, en una órbita que
tan grande que le tomaría 200+ millones de años para completar una sola órbita.
¿Cómo pudo el salmista haber sabido que el Sol tiene un "circuito"
(órbita)? Hay también otra joya empacada en estos versículos. El salmista insinuó
el hecho de que el Sol es la fuente de energía para la Tierra cuando escribió
que "y nada hay que se esconda de su calor". Esta es una declaración
sorprendente, considerando cuándo fue escrita, y por quién.
Los hombres
siempre han estado ocupados a sí mismos en los intentos por calcular el número
de las estrellas en el Universo visible. Aproximadamente en el año 150 A.C., un
astrónomo con el nombre de Hiparco declaró que había contado las estrellas y
que halló que el número era de 1.026. Aproximadamente en el año 150 D.C., el
astrónomo Tolomeo contó las estrellas y documentó el calculo en 1.056. El
astrónomo danés, Tycho Brahe sugirió el calculo en mas de 777. En el año 1600
D.C., el astrónomo alemán que sugirió las leyes del movimiento planetario,
Johannes Kepler, publicó el número de las estrellas como siendo de 1.005. Hoy
día, por supuesto, sabemos que el calculo es mucho mayor. Por ejemplo, el
renombrado astrónomo de Cornel University, Carl Sagan, [ya fallecido], sugirió
que por encima de 25 sextillones de estrellas han sido documentadas (eso es, un
25 con 21 ceros detrás de este), sin embargo, en ninguna parte escuchamos que
se terminó de contar las estrellas en el Universo. No obstante Génesis 15:5 y
Jeremías 33:22 señalan que las estrellas de los cielos simplemente son
demasiadas para ser contadas. ¿Cómo supieron Moisés y Jeremías - mucho antes de
que fueran inventados el telescopio y el satélite - lo que sabemos hoy día para
ser tan exactos? Las estrellas de los cielos son literalmente innumerables.
¿Fue esto simplemente un golpe de suerte de parte de estos dos autores?
DEL CAMPO DE LA OCEANOGRAFÍA
Hace mucho el rey Salomón
escribió: "Los ríos todos van al mar, y el mar no se llena; al lugar de
donde los ríos vinieron, allí vuelven para correr de nuevo" (Eclesiastés
1:7). Esta declaración, a primera vista, puede no parece profunda. Pero cuando
es considerada con evidencia adicional, y otros pasajes bíblicos, se convierte
en todo lo más interesante. Por ejemplo, el río Mississipi, cuando se mueve a
una velocidad normal, vierte aproximadamente 6.052.500 galones de agua por
segundo en el Golfo de México. Y eso es meramente un sólo río. ¿A dónde va toda
esa agua? La respuesta, por supuesto, reposa en el ciclo hidrológico que está
tan bien ilustrado en la Biblia. Eclesiastés 11:3a declara que "si las
nubes fueren llenas de agua, sobre la tierra la derramarán". Amós 9:6b
anota, al hablar de Dios, que "... él llama las aguas del mar, y sobre la
faz de la tierra las derrama; Jehová es su nombre". La idea de un ciclo de
agua completo no fue entendido o aceptado completamente hasta los siglos
dieciséis y diecisiete. La primera evidencia substancial vino de los
experimentos de Pierre Perrault y Edme Mariotte. El astrónomo Edmund Halley
también contribuyó información valiosa al concepto de un ciclo completo de
agua. No obstante, más de 2.000 años antes de sus obras, las Escrituras
indicaban claramente un ciclo del agua. ¿Fue esto meramente una suposición
accidental de parte de los escritores?
A Job le fue
preguntado por Dios (38:16) - "¿Has entrado tú hasta las fuentes del mar,
y has andado escudriñando el abismo?" ["... o andando en las
profundidades del abismo" - Biblia de las Américas]. ¿Qué son "las
profundidades del abismo"? (La palabra hebrea para abismo es la palabra
para mares u océanos). El hombre, en los siglos anteriores, consideraba la
orilla del mar como nada sino poco profundo, con la extensión arenosa
moviéndose suavemente de un continente a otro. Luego, en 1873 un equipo de
científicos trabajando en el Océano Pacífico en la nave británica Challenger
descubrió una "profundidad" de 8 kilómetros de honda. Casi cien años
después, en 1960, los científicos localizaron un profundo surco de 10.924
metros (mas de 9.5 kilómetros) dentro del Océano Pacífico. ¿Cómo pudo el
escritor del libro de Job haber sabido que estas "profundidades del
abismo" existían cuando nosotros no los descubrimos hasta siglos después?
¿Simplemente otro golpe de suerte?
DEL CAMPO DE LA FÍSICA
En Génesis 2:1 Moisés declaró,
"Fueron, pues, acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de
ellos". Esta es una declaración intrigante, porque Moisés escogió el
tiempo hebreo pasado definido para el verbo "acabado", indicando una
acción completada en el pasado, sin efectos continuos en el futuro. Moisés
declaró que la creación fue "acabada" [terminada] - de una vez por
todas. Esa es exactamente la implicación de la Primera Ley de la Termodinámica
(a menudo referida como la Ley de la Conservación de la Energía/Materia), la
cual declara que en la naturaleza, ni la energía ni la materia puede ser creada
o destruida. Fue a causa de esta Ley que la "Teoría del Universo
Estacionario" de Sir Fred Hoyle (también conocida como "Creación
Continua" fue descartada. Hoyle declaró que en los puntos del Universo
llamados "irtrones", la materia estaba siendo creada sobre una base
continua. Pero tal idea contradice la Primera Ley de la Termodinámica.
Ciertamente, no hay "creación" ocurriendo hoy día. Fue acabada,
exactamente como lo declaró Moisés. Pero ¿cómo pudo saber él esta clase de
información científica avanzada?
En tres lugares
en la Biblia (Hebreos 1:11; Isaías 51:6; Salmos 102:26) es dada la indicación
de que la Tierra, como una vestidura, se "envejecerá". Acorde la
Segunda Ley de la Termodinámica, la energía se está volviendo menos y menos
disponible para su uso. Declarado de manera sencilla, esto quiere decir que
todo se está envejeciendo, y que teóricamente el Universo eventualmente
experimentará un evento en alguna parte en el futuro designado como su
"muerte calurosa" -eso es, el punto en el tiempo cuando no habrá más
energía disponible. Los escritores de la Biblia sabían que la tierra se estaba
"envejeciendo". No obstante, no descubrimos esta verdad hasta
relativamente hace poco. ¿Cómo pudieron los escritores de la Biblia haber
sabido eso?
DEL CAMPO DE LA MEDICINA
Moisés dijo a los israelitas en
Levítico 17:11-14 que "... la vida de la carne en la sangre está ..."
Ciertamente, Moisés estaba en lo correcto. En los humanos (y en muchos
animales), por ejemplo, la vida es hecha posible debido al hecho que los
glóbulos rojos de la sangre pueden transportar oxígeno (gracias a la
hemoglobina encontrada en aquellos glóbulos). En realidad, en los glóbulos
rojos de la sangre hay aproximadamente 270.000.000 de moléculas de hemoglobina
por glóbulo. Si hubieran menos, no habría suficiente oxígeno restante para
sustentar la vida, por decir, un fuerte estornudo, o un accidente que haga
salir el aliento de una persona. Hoy día sabemos que literalmente la "vida
de la carne" está en la sangre, no se sabía eso en los días de George
Washington. El padre de los USA murió como resultado de un tratamiento médico
de sangría en uso en ese tiempo. Moisés sabía que la vida de carne estaba en la
sangre, pero los doctores de George Washington no. ¿Cómo pudo Moisés haber
sabido tal cosa?
Dios dijo a
Abraham en Génesis 17:12 que al octavo día el recién nacido de los varones
Hebreos debía ser circuncidado. ¿Por qué al octavo día? En 1935 el profesor
Henrik Dam propuso la "Vitamina K" para el factor en alimentos que
ayudaban a prevenir las hemorragias en los niños. Sabemos ahora que la Vitamina
K es responsable de la producción de protrombina para el hígado. Si la
protrombina no está a niveles adecuados, habrá deficiencia de protrombina y
puede ocurrir hemorragias. Sin embargo, es solamente del quinto al séptimo día
de vida del varón recién nacido que la Vitamina K empieza ser producida (por
bacterias en el sistema intestinal). Y, es solamente al octavo día que el
porcentaje de protrombina realmente se trepa por encima del 100% de lo normal.
El único día en toda la vida de los varones que el elemento coagulante de la
protrombina está por encima del 100% es al octavo día. Por tanto, el mejor día
para la circuncisión, es al octavo día. Pero ¿cómo supieron Moisés y Abraham
eso en sus limitados días de conocimiento científico?
Génesis 3:15
enseña claramente que el varón y la mujer poseen la "simiente de la
vida". Sin embargo, esta no fue la posición comúnmente sostenida en los
días de Moisés. Ni fue la posición comúnmente sostenida sólo hasta hace unos
pocos siglos. Varios escritores de esos días pasaron por alto, incluyendo
algunos de los días de Moisés, sentían que solamente los varones poseían la
semilla de la vida, y que la mujer era poco mas que una incubadora glorificada.
Un escritor griego, Demócrito, aún fue tan lejos como para sugerir que la
simiente del varón podía ser depositada en el barro tibio y el resultado sería
el mismo. Pero Moisés supo siempre que el varón y la hembra poseen la simiente
de la vida. ¿Cómo lo supo?
Cuando Moisés
enseñó en Levítico 17:15 que un animal que ha muerto naturalmente no debe ser
comido, proveyó a los israelitas con lo que conocemos hoy como las regulaciones
más avanzadas de higiene y salud pública. En este día y época, por ejemplo, es
contra la ley llevar un animal que ha muerto naturalmente a un matadero para
ser preparado para el consumo humano. Si el animal murió de rabia, ántrax, o
cualquiera de las numerosas enfermedades zoonosistas, ciertamente no sería
aconsejable para los humanos consumir la resultante carne descompuesta. Pero
¿cómo pudo Moisés haber sabido acerca de tales cosas en su día, mucho antes de
la llegada de los métodos usados para reconocer y diagnosticar las enfermedades
transmisibles?
En Levítico 11
Moisés dio a los israelitas estrictas leyes sanitarias, incluyendo las
instrucciones de no comer puerco (entre otras cosas). ¿Por qué daría Moisés tal
prohibición? Hoy día podemos al menos teorizar en cuanto a su razonamiento. Los
cerdos, siendo animales que se alimentan de carroña, comerán casi cualquier
cosa. Consecuentemente, son los mas propensos a infecciones bacteriales y de
parásitos que muchos otros animales. Uno de los parásitos que los cerdos
algunas veces adquieren como resultado de sus hábitos alimenticios es el
organismo Trichinella spiralis - la causa de la enfermedad conocida como
triquinosis. Es una enfermedad dolorosa, a veces fatal, causada por comer cerdo
medio cocinado o crudo que esté infectado con el parásito vivo. Reconocemos que
la prohibición puesta en el lugar por Moisés era científicamente correcta.
Pero, ¿cómo pudo Moisés haber sabido tal información por sí mismo? ¿Simplemente
otro golpe de buena suerte?
DEL CAMPO DE LA BIOLOGÍA
Moisés declaró mas de una vez en
Génesis (1:11-12,21,24) que las cosas se reproducen "según su
género". Esto, por supuesto, no nos sorprende hoy día, porque entendemos
la genética y las leyes hereditarias, que aseguran que las cosas se reproduzcan
según su género. Un búfalo no da a luz un caballo; un banano no da a luz un
tomate; un perro no da a luz un gato. Las cosas siempre se reproducen según su
género, y aún hoy día estas cosas son ciertas en la naturaleza. Pero, ¿cómo
supo Moisés estas verdades - muchos años antes de la ciencia de la genética
(que empezó en serio en 1900)?
En Hechos
17:25, Pablo declaró que es Dios Quien da a todos vida. Por siglos los hombres
han tratado de crear vida a través del proceso de la generación espontánea. Aún
después que científicos como Spallanzani, Redi, Pasteur, y otros documentaron
que la generación espontánea es imposible, los evolucionistas aún continúan
tratando, para que su teoría pueda ser defendida como cierta. Sin embargo,
hasta la fecha, nadie jamás ha "creado vida". Pablo supo hace mucho
que era Dios Quien da vida. ¿Fue eso simplemente buena suerte de parte del
apóstol?
Pablo también
declaró en 1 Corintios 15:39 que hay cuatro clases (o géneros) de carne - la de
los hombres, la de las bestias, la de los peces, y la de las aves. Aún hoy día
los evolucionistas aceptan esto como un hecho reconocido de la ciencia. Estos
cuatro géneros de carne ciertamente son diferentes en su composición
bioquímica. Pablo, un predicador itinerario, ¿cómo supo de esto?
CONCLUSION Los detalles mencionados aquí son simplemente un escaso
ejemplo de los muchos detalles que podrían haber sido discutidos. Ni aún nos
hemos dirigido a los varios campos de la arqueología, la biofísica, la biología
molécular, la geografía, etc. Pero el punto aún está bien hecho. Hay
presciencia científica en la Biblia que estuvo años adelante de su tiempo.
¿Cómo pudieron los escritores de la Biblia haber tenido acceso a tal
información - a no ser que Dios, Quien creó el Universo y todo lo que en él
hay, se los dijera? Es irracional e ilógico sugerir que tal presciencia pudiera
haber llegado a través de simples hombres, y especialmente hombres que o eran
mentirosos o fueron engañados. Tal posición es indefendible, y no puede ser
sustentada a la luz de las verdades y hechos a la mano.
La Biblia es lo
que afirma ser - la Palabra Inspirada de Dios. Es terminante, y ha sido dada al
hombre para una vida abundante aquí (Juan 10:10b) como también una vida eterna
en lo porvenir (Juan 3:16). Las evidencias que sustentan sus afirmaciones son
innumerables e irrefutables.
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