I. La división es inaceptable para Dios (I Co 1:10, I Co 11:18, Ro 16:17, Tit 3:10-11).
A. Alguien que cause divisiones según la Bíblia debe de ser:
1. Exhortado (I Co 1:10).
2. Fijado (Ro 16:17). Lit. apuntado, considerado gr. Skopeo, la cual es una de las raíces para la palabra “telescopio” tele = lejos, skopeo = mirar, denota una mirada fija para ver con precisión un objetivo.
3. Apartados (Ro 16:17).
4. Desechados, rehusados (Tit 3:10-11).
B. El propósito de hacer esto al DIVISOR es para demostrarle que su comportamiento no es aceptable y que debe de arrepentirse.
C. ¿Quién es el divisor? ¿Cuál es la división? Para proceder con lo anterior mente mencionada es necesario identificar de antemano el problema; de otra forma podemos causar un gran problema al levantar acusaciones.
D. Que quede claro que no solo la división es inaceptable, sino toda forma de pecado; y gracias a Dios que ha establecido el proceso de reconciliación para todo aquel que ha procedido incorrectamente.
1. I Juan 1:8-2:2
2. I Juan 5:16
3. Santiago 5:15-16, 19-20
4. Mateo 6:12, Lucas 11:4, II Corintios 2:7
a. Cuando el infractor después de ser confrontado con su falta y es humilde y reconoce su pecado, automáticamente es perdonado por Dios y debe serlo también por la iglesia, debe ser restaurado y alentado a seguir adelante (II Co 2:7-8). ¿Por qué? Por que ya demostró su arrepentimiento.
b. El problema viene cuando no se arrepiente el infractor, y si lo hace no es honesto ni transparente, lo cual obviamente se puede reconocer por sus frutos (Mt 7:16-20).
c. Dios no ha instruido en su palabra respecto a lo que debemos hacer en esta situación: El corte de comunión.
(1) II Tesalonicenses 3:6, 14-15
(2) I Corintios 5:1-13
(a) v.5 “el tal sea entregado a Satanás”. No podemos servir a dos señores (Mt 6:24), los cristianos han decidido servir a Cristo como su rey y el lo ha trasladado a su reino (Col 1:13), pero cuando alguno demuestra que no quiere que sea Cristo sus Señor entonces hay que entregarlo a aquel a quien quiere servir, en este caso a Satanás, por que quiere seguir viviendo mundanamente. “Para la destrucción de la carne”, cuando el infractor es entregado a Satanás, como el hijo prodigo desperdiciara su vida en el pecado (Ro 1:24-27) y al fin podrá reconocer su desgracia y volver arrepentido (Lc 15:31-32), a recuperar la cobertura de su Señor y su familia espiritual (II Co 2:7), lo cual le “traerá la salvación en el día del Señor”.
(b) v.11 La naturaleza de la disciplina: “no os juntéis con ninguno que llamándose hermano…”, “con el tal ni aun comáis”
(c) v.13 “Quitad a ese perverso de entre vosotros”
II. La comunión y el corte de la misma
A. Comunión gr. Koinonia = Lo que hay en común, las palabras compromiso, participación y solidaridad, se conectan con esta palabra.
B. Hechos 2:41-47 nos muestran un ejemplo vivo de los que significa “comunión”.
1. Los hermanos en Cristo disfrutan de una estrecha comunión, debe ser así.
2. Alguien que ha sido exhortado una, dos y tres veces y no se arrepiente, no es digno de disfrutar de la comunión “en” y “con” el cuerpo de Cristo, hasta que se arrepienta; de otro modo será perjudicial para el, como para el cuerpo.
C. Cortar la comunión no es división, tan solo es el ejercicio de la disciplina, en alguien que a pesar de las exhortaciones y amonestaciones, no quiere dejar el pecado.
1. Cortar la comunión no es algo fácil de hacer, por que es en este momento cuando nuestras emociones salen a la luz, y nos hacen dudar sobre tomar tal medida; pero hermanos, esa es la voluntad de Dios.
2. El corte de comunión generalmente afecta mas a los que la imparten que a los que la reciben.
3. A pesar de todo, debe haber una firmeza en cuanto a esto, pues es saludable para toda la iglesia.
Conclusión:
A. Recordemos las palabras de Pablo a la iglesia de Corinto “¡Ojalá me toleraseis un poco de locura! Sí, toleradme. Porque os celo con celo de Dios; pues os he desposado con un solo esposo, para presentaros como una virgen pura a Cristo”.
B. Y las palabras de Pablo a los Efesios “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha”.
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