Introducción:
"Cuando vas al Doctor para tu chequeo anual, muchas veces empieza a picar y presionar en varios lugar, mientras que pregunta, “¿Esto duele? ¿Qué tal aquí?’” Si gritas en dolor, una de dos cosas han sucedido: El Doctor ha presionado demasiado fuerte, sin la correcta sensibilidad; o, lo más probable es que hay algún problema. Entonces el Doctor dirá: “Debemos hacer más pruebas. ¡No debe de doler allí!”
Así es cuando pastores predican sobre la responsabilidad financiera y ciertos miembros empiezan a criticar. El pastor ha presionado demasiado o quizá hay un problema allí. En ese caso, yo digo: “¡Amigo, necesitamos del Gran Médico, porque no debe de doler allí!”
I. El significado de dar
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- El dar prueba la sinceridad tuya y mía del amor por Jesucristo (II Co 8:8).
- El dar desarrolla una actitud de gracias. No se necesita ningún talento o habilidad especial para dar, solo gracia (II Co 8:6-7, 9:8).
- El dar constituye una inversión en riquezas eternas, lo cual quita sus ojos de las riquezas terrenales (Fil 4:17; Mt 6:19-21).
- El dar demuestra que Dios es nuestra prioridad (Ex 22:29-30; 13:12-13; 34-19-20,26).
- El dar demuestra que confiamos en que Dios bendecirá todo lo que uno tiene, no solo lo que le damos. El darle a Dios lo que nos sobra no demuestra confianza en Dios (Pr 3:9-19).
- "Dios juzga lo que ofrendamos por la cantidad con que nos quedamos". – Misionero George Mueller
II. El dar bíblicamente es el método que Dios estableció para satisfacer las necesidades prácticas en la Iglesia y a través de ella.
A. Las ofrendas sirven para el mantenimiento de los líderes de la Iglesia (I Co 9:11, 13-14; Gal 6:6; I Ti 5:17-18).
B. Las ofrendas bíblicas dadas a la Iglesia sirven para sostener otras obras de Dios (Fil 4:15-16; I Co 16:1-2).
C. Las ofrendas dadas a la Iglesia sirven para el mantenimiento de los miembros que NO PUEDEN mantenerse por si mismos. (Hch 6:1; I Ti 5:16,9-10).
D. Las ofrendas dadas a la Iglesia sirven para satisfacer otras necesidades, según lo determinen los líderes de la Iglesia (II Co 8:4; Hch 11:27-30).
Conclusión:
Una madre quería enseñar a su hija una lección y la entregó dos monedas para la ofrenda – una de un peso y la otra de diez pesos. Con eso la madre dijo, "hijita, pon una moneda en la ofrenda y puedes quedarte con la otra."
Al salir de la iglesia la madre preguntó, "Hija, ¿cuál de las dos monedas pusiste en la ofrenda?" La hija contestó, "pues yo iba a entregar la de diez pesos, pero poco antes de tomar la ofrenda, el hombre detrás del púlpito dijo que debemos ser dadores alegres. Yo estaba convencida de que pudiera ser mucho más alegre si ofrendara el peso. Así que me quedé con la de diez."
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