Texto: Mateo 9:27-31
Introducción:
A. En muchas oportunidades hemos escuchado o expresado la frase “¿Crees en mi, verdad?”.
B. El propósito de esta pregunta, es, medir o reforzar el nivel de confianza y seguridad que se le tiene a algo o a alguien.
C. Esta fue la pregunta que nuestro Señor Jesús les hizo a dos ciegos que vinieron a El para ser sanados (v.28).
1. Cuándo nos acercamos a Dios para hacerle alguna petición todavía nos hace la misma pregunta.
2. Estudiemos la historia registrada en el evangelio de Mateo.
Desarrollo:
A. Jesús después de culminar su gran sermón en aquella montaña continuó con su tarea misionera confirmada por las señales y milagros, así que lo vemos sanando a un leproso, al siervo de un centurión, a la suegra de Pedro, la calma de la tempestad, a los endemoniados gadarenos, a un paralitico, a la hija de Jairo, a los dos ciegos y a un mudo.
B. Los dos ciegos habían estado siguiendo a Jesús por un buen rato.
1. Es muy probable que hayan estado al pendiente de todas las sanidades anteriores hechas por El, y al ver una oportunidad para acercarse a El, ellos no la desaprovecharían.
2. Lo interesante es que a la petición de los ciegos, el maestro les pregunta si es que ellos realmente creían que El podría hacer lo que pedían.
3. Al oír el “Si, Señor” entonces los toco y los sano.
Aplicaciones prácticas:
§ Jesús siempre esta disponible, solo hay que decidirse para venir a El.
§ Sin importar cual sea nuestra necesidad, El puede hacerse cargo.
§ Como Jesús nos conoce de antemano, debemos venir a El con plena seguridad y fe.
§ No hay a nadie, a quien se pueda ir por ayuda, más que a Jesús.
Conclusión:
A. ¿Por alguna forma de “ceguera” hemos decidido venir a Jesús y todavía continuamos yendo a El?
B. ¿Estás completamente seguro, segura, que Jesús se puede hacer cargo? ¿Estas convencido de su sabiduría? ¿De su poder? ¿De su amor? ¿De su bondad? ¿De su paciencia? ¿De su justicia? ¿De su capacidad para perdonar y salvar?
C. El Jesús que sano a estos dos ciegos sigue siendo el mismo hoy, si crees, entonces dile: “Si, Señor” ¡Ayúdame! ¡Sáname! ¡Perdóname! ¡Sálvame!
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