Este hombre merece que le concedas lo que te pide

Texto: Lc 7:1-10, Mt 8:5-13

Introducción:

1. ¿Ha oído usted alguna vez esta declaración?, Creo que la he oído en algunas ocasiones, aunque a veces la forma como escuchaba esta frase, era en sentido negativo ¡No lo mereces!
2. Generalmente estas palabras son dichas cuando alguien espera de nosotros algo digno para ser recompensado, sean palabras o acciones.
3. La Biblia dice: “Porque él pagará al hombre según su obra, y le retribuirá conforme a su camino” (Job 34:11), “Dales conforme a su obra, y conforme a la perversidad de sus hechos; dales su merecido conforme a la obra de sus manos” (Sal 28:4).
1. Es muy agradable recibir una recompensa.
2. Conozcamos la historia de un hombre en la Biblia que se hizo digno de la recompensa de Dios.
3. ¿Que hace digno a una persona de recibir la recompensa de Dios?

I. Su influencia (v.3, 4, 6)

A.     ¿Quien era este hombre? (v.3;  Mt 8:10,11).

1.       Este hombre era un centurión.  Oficial romano que mandaba 100 soldados. Casi todos los centuriones eran romanos y soldados profesionales. Constituían la columna vertebral del ejército romano. En el Nuevo Testamento se mencionan a menudo.

2.      Este hombre era un gentil.

B.     Su influencia  entre los gentiles (v.6).

C.     Su influencia en relación con los judíos (v.4). Los judíos odiaban a los soldados romanos por su tiranía y desprecio.

II. Su amor hacia su prójimo (Mt 8:5, 6; Lc 7:2)

A.   La ley decía “No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo Jehová” (Lev 19:18).

B.   Amar al prójimo: Hechos y no tan solo palabras.

1.       Sin distinciones.

a.      Es fácil amar a quienes nos aman y respetan (Mt 6:46,47). La gente a quien el consideraba y apreciaba eran los judíos.

b.      Es fácil amar a quienes son como nosotros. Esta gente no eran de su misma raza, ni clase social, no compartían el mismo estilo de vida militar, no había nada en común entre ellos.

2.      El amor que se había desarrollado entre el centurión y los judíos, se centraban en los mas sinceros sentimientos (Lc 7:2). 

III. Su fe activa (Mt 8:8-10, Lc  7:3, 5)

A.   Era una fe racional.

1.       La Biblia dice que la única forma de tener fe, es “... por oír la palabra de Dios” (Ro 10:17).

2.      El centurión había oído hablar de Jesús (Lc 7:3). Una fe basada tan solo en las  emociones  o  en  el  famoso  “me dijeron” no es suficiente.

3.      Necesitamos convencernos, para ello necesitamos  tener pruebas y evidencias, sino preguntémosle a Tomas (Jn 20:25-29).

B.   Era una fe reverente.

1.       Nos edifico una sinagoga (Lc 7:5).

2.      “Señor no soy digno que entres bajo mi techo” (v.8a).

C.     Era una fe completa. No se quedo tan solo en reverencia o simple satisfacción intelectual, fue mas allá, fue a la consumación de la fe, fue a la acción:

1.       Envió a unos ancianos influyentes para traer a Jesús.

2.      Envió a sus amigos para traer a Jesús.

3.      El mismo fue a recibir a Jesús.

a.      “Solo di la palabra”.

b.      El elogio de Jesús, “...ni aun en Israel he hallado tanta fe” (Lc 7:9b).

Conclusión:

A.      Si alguien hablara de nosotros en relación a un premio o una recompensa, ¿Podríamos tener la seguridad que lo recibiremos? O quizás oír, ¡Este hombre se lo merece!

B.      Si pidieras algo a Dios, ¿podrías tener la seguridad que te lo dará?

C.       Piensa en el centurión: En quien era, en su influencia, en su amor al prójimo y en su fe, estas cosas tienen recompensa para aquellos que las practican.