jueves, 7 de junio de 2012

Plantando iglesias (2): La necesidad de la Biblia


Lección 2

Usted necesita la Biblia

La iglesia es muy importante y queremos decirle como ser parte de ella. También le mostraremos como la iglesia puede existir donde usted  está, si no hay alguna congregación cerca de usted.
            La iglesia de la que hablamos no es solo otra iglesia, una denominación, o alguna institución establecida por el hombre. Más bien,  hablamos de la iglesia de la que leemos en la Biblia, la única que pertenece a Cristo, y la única que lleva su nombre. Existen muchas cosas involucradas y vamos a debatirlas extensamente.
            Queremos recordarle que Dios tenía un plan para el hombre, ponerlo aquí con un propósito, darle un trabajo que hacer, y preparar un hogar para su alma. Todo esto se revela en la Biblia, lo que significa que usted necesita una Biblia  o un Nuevo Testamento, pero preferentemente una Biblia, si desea conocer cual es la voluntad de Dios para usted.
            Espero que usted ya tenga una Biblia, pero si no, por favor, vea si puede encontrar una. Se pueden comprar en librerías, Sociedades Bíblicas, iglesias, etc. Lo animo a usar la versión Rey Santiago, o alguna otra versión aceptada de las escrituras. Existen muchas versiones o traducciones, disponibles pero algunas de ellas son inferiores o antiguas.

            En primer lugar, necesita entender que la Biblia es la Palabra de Dios,  Es Su revelación final, o voluntad para el hombre. Hay muchas declaraciones en las escrituras que enfatizan su autor, inspiración, y necesidad de aceptarla como definitiva. Pablo dijo, “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” (2 Tim 3: 16,17). Se hace referencia a la Biblia como la Perfecta Ley de la libertad (Stg. 1: 25),  y Cristo dijo que el cielo y la tierra pasarán, pero que Su palabra nunca pasará (Mt. 24: 35). No tenemos que añadir, quitar o sustituir de ella (Ap. 22: 18,19; Gal. 1: 6-9). Tenemos que ser hacedores de la palabra (Stg. 1: 22) y algún día seremos juzgados por ella (Jn. 12: 48).

Pero si usted tiene una Biblia, necesita saber cómo dividirla correctamente (2 Tim. 2: 15). Esto significa que debe darse cuenta de que hay dos divisiones principales en la Biblia; el Antiguo y el Nuevo Testamento. El Antiguo Testamento comienza con la creación y termina con el profeta Malaquías,  profetizando la llegada de Cristo, el Salvador. El Antiguo Testamento abarca los periodos de tiempo Patriarcal y Mosaico. La ley de Moisés, dada durante el segundo periodo era la ley de Dios dada a Su pueblo durante aquel tiempo. Pero después, vino Cristo, Él dio un Nuevo Testamento o ley, y al hacerlo así se hizo anterior al primero. Este fue quitado para que podamos tener una mejor ley. El escritor de Hebreos, hablando de Cristo y de este cambio dijo, “He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad; quita lo primero, para establecer esto último. En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre(Heb. 10: 9,10). No estamos obligados a guardar la antigua ley, puesto que ahora vivimos bajo la Ley de Cristo. Las personas que vivieron en el tiempo del Antiguo Testamento no podían mantener las leyes del Nuevo Testamento (que aun no había llegado) así como nosotros ahora no podemos guardar las leyes del Antiguo Testamento.

Con todo el Antiguo Testamento es la palabra de Dios y sirve para un noble propósito. Este proporciona la historia del hombre y también muestra cómo Dios ha tratado con Su pueblo. Da ejemplos de aquellos que obedecieron al Señor, y que fueron bendecidos por ello, pero de otro lado, también nos habla de aquellos que desobedecieron a Dios y que fueron castigados. Además, nos da muchas profecías de la llegada de Cristo, y de Su muerte, sepultura y resurrección. Cuando nos volvemos al Nuevo Testamento podemos ver como todas estas profecías fueron cumplidas.  Así que el Antiguo Testamento tiene muchos propósitos, pero no podemos seguirlos como ley y esperar ser salvos.

El Nuevo Testamento revela la voluntad de Dios para el hombre hoy. Este empieza con el nacimiento, vida, muerte, sepultura y resurrección de Cristo y luego prosigue para mostrar como fue establecida la iglesia, y después de ella, como fue llevado el evangelio al mundo.

Con todo esto en mente, el escritor de Hebreos dijo, “os, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo” (Heb. 1: 1,2): En la transfiguración de Cristo, Dios habló desde el cielo y dijo, “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oí” (Mt. 17: 5). No hay duda entonces de a quien hay que escuchar, y ese es Cristo. Tampoco hay duda que el testamente que contiene la Ley de Cristo es el Nuevo Testamento.

Hay varias cosas que necesitamos tener en mente mientras estudiamos la palabra de Dios. Nosotros, por lo tanto, debemos aceptarla y respetarla como ley divina. No debemos rechazarla, discutir sobre ella, o cuestionarla. Dios ha dicho lo que ha dicho y eso debería resolver el asunto.

            Segundo, La palabra de Dios no debe dividirnos. Por supuesto que  sabemos que existen muchas personas que proclaman ser seguidores de las enseñanzas de la Biblia, pero están divididos en lo que enseñan y lo que hacen. ¿Cómo es posible? Definitivamente ¡no! El Señor nos ha hablado a todos a través de Su palabra, y cuando todos  creamos  lo que él ha dicho y obedezcamos Sus enseñanzas, esto nos hará uno. Eso quiere decir que todos creeremos la misma cosa, todos seremos igualmente salvos, todos seremos miembros de la misma iglesia, adoraremos juntos y tendremos la misma esperanza. Incluso Cristo oró para que seamos uno, sin divisiones (Jn. 17:20-23). Lea todo el Nuevo Testamento y verá que el pueblo del Señor era uno. ¿Puede eso ser diferente hoy y ser aceptable a Él?

            Tercero, la palabra del Señor es definitiva. Él no tiene mensajes para el hombre hoy ni dará nuevas revelaciones  en los días y años que están por venir. Él ha revelado Su voluntad al hombre, y la ha revelado completa. Sí Él hubiera querido decir algo más, lo hubiera dicho. Debido a que dio solo lo que tenemos, entonces debemos concluir que no tiene nada más que dar.  Sin embargo, existen aquellos que proclaman que Dios les ha hablado, pero ¿con que propósito? Si Él da el mismo mensaje que es revelado en la Biblia, ¿por qué necesitaría hablarle a alguien directamente? Si diera nuevas revelaciones, ¿no estaría demostrando parcialidad al dar una nueva revelación a alguien y no al resto de nosotros? Por supuesto que aquellos que afirman que Dios les ha hablado siempre dirán que Dios les ha dado algún mensaje, pero invariablemente estará en conflicto con lo que la palabra escrita dice. Esto significaría que Dios esta contradiciendo Su propia palabra. ¿Puede creer eso?!Jamás! Por lo tanto, debemos concluir que Él solo habla al hombre a través de Su palabra. Si queremos conocer la voluntad de Dios debemos recurrir a la Biblia.  Quien afirma que Dios le esta haciendo revelaciones especiales es un mentiroso, “Más si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema” (Gal. 1:8)

            Cuarto, un día seremos juzgados por la palabra de Dios. ¿Que palabra es esa? Es la verdad encontrada en la Biblia. Lo que leemos allí será la ley por la cual seremos juzgados en día del juicio. No vivimos bajo una ley para ser juzgados por otra. Lo que Él demanda en la palabra escrita, lo exigirá el día del juicio. “El que me rechaza, y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue; la palabra que he hablado, ella le juzgará en el día postrero”. (Jn. 12:48). Él no la cambiara para que se ajuste a nuestra situación. Es por que debemos ser muy cuidadosos en hacer solamente lo que Él ha ordenado. Rechazar cualquiera de Sus enseñanzas ahora significaría que  Él nos rechace el día que estemos de pie frente a Él. Si creemos en la palabra, la obedecemos, y viviremos por ella, entonces con seguridad seremos bendecidos  aquel día.

            Mis amigos, espero que ustedes tenga una Biblia, pero si no, permítame animarlos a poner un esfuerzo especial en adquirir una. Ustedes necesitan leerla y estudiarla, para conocer la voluntad de Dios. Lean Mateo, Marcos, Lucas y Juan para edificar la fe en vuestros corazones de que Jesucristo es el Hijo de Dios. Lean el libro de Hechos para aprender lo que necesitan hacer para ser salvos; es decir, creer en Cristo, arrepentirse de sus pecados, confesar que Cristo es el Hijo de Dios, y ser bautizados para el perdón de sus pecados. Lean allí también sobre el establecimiento de la iglesia del Señor y como es cuando alguien obedece al Señor. Cristo añade a las personas penitentes y obedientes a esa iglesia. Para aprender como vivir la vida cristiana y tener la esperanza de la vida eterna, continúen leyendo todo el Nuevo Testamento.

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