Lección 2
Usted
necesita la Biblia
La iglesia es muy
importante y queremos decirle como ser parte de ella. También le mostraremos
como la iglesia puede existir donde usted
está, si no hay alguna congregación cerca de usted.
La
iglesia de la que hablamos no es solo otra iglesia, una denominación, o alguna
institución establecida por el hombre. Más bien, hablamos de la iglesia de la que leemos en la
Biblia, la única que pertenece a Cristo, y la única que lleva su nombre.
Existen muchas cosas involucradas y vamos a debatirlas extensamente.
Queremos
recordarle que Dios tenía un plan para el hombre, ponerlo aquí con un
propósito, darle un trabajo que hacer, y preparar un hogar para su alma. Todo
esto se revela en la Biblia, lo que significa que usted necesita una Biblia o
un Nuevo Testamento, pero preferentemente una Biblia, si desea conocer cual es
la voluntad de Dios para usted.
Espero
que usted ya tenga una Biblia, pero si no, por favor, vea si puede encontrar
una. Se pueden comprar en librerías, Sociedades Bíblicas, iglesias, etc. Lo
animo a usar la versión Rey Santiago, o alguna otra versión aceptada de las
escrituras. Existen muchas versiones o traducciones, disponibles pero algunas
de ellas son inferiores o antiguas.
En
primer lugar, necesita entender que la Biblia es la Palabra de Dios, Es Su revelación final, o voluntad para el
hombre. Hay muchas declaraciones en las escrituras que enfatizan su autor,
inspiración, y necesidad de aceptarla como definitiva. Pablo dijo, “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para
enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin
de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” (2 Tim 3: 16,17). Se hace referencia a
la Biblia como la Perfecta Ley de la libertad (Stg. 1: 25), y Cristo dijo que el cielo y la tierra pasarán,
pero que Su palabra nunca pasará (Mt. 24: 35). No tenemos que añadir, quitar o
sustituir de ella (Ap. 22: 18,19; Gal. 1: 6-9). Tenemos que ser hacedores de la
palabra (Stg. 1: 22) y algún día seremos juzgados por ella (Jn. 12: 48).
Pero
si usted tiene una Biblia, necesita saber cómo dividirla correctamente (2 Tim.
2: 15). Esto significa que debe darse cuenta de que hay dos divisiones
principales en la Biblia; el Antiguo y el Nuevo Testamento. El Antiguo
Testamento comienza con la creación y termina con el profeta Malaquías, profetizando la llegada de Cristo, el
Salvador. El Antiguo Testamento abarca los periodos de tiempo Patriarcal y
Mosaico. La ley de Moisés, dada durante el segundo periodo era la ley de Dios
dada a Su pueblo durante aquel tiempo. Pero después, vino Cristo, Él dio un
Nuevo Testamento o ley, y al hacerlo así se hizo anterior al primero. Este fue
quitado para que podamos tener una mejor ley. El escritor de Hebreos, hablando
de Cristo y de este cambio dijo, “He aquí que vengo,
oh Dios, para hacer tu voluntad; quita lo primero, para establecer esto
último. En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo
de Jesucristo hecha una vez para siempre” (Heb. 10: 9,10). No estamos obligados a guardar la antigua ley,
puesto que ahora vivimos bajo la Ley de Cristo. Las personas que vivieron en el
tiempo del Antiguo Testamento no podían mantener las leyes del Nuevo Testamento
(que aun no había llegado) así como nosotros ahora no podemos guardar las leyes
del Antiguo Testamento.
Con
todo el Antiguo Testamento es la palabra de Dios y sirve para un noble
propósito. Este proporciona la historia del hombre y también muestra cómo Dios
ha tratado con Su pueblo. Da ejemplos de aquellos que obedecieron al Señor, y
que fueron bendecidos por ello, pero de otro lado, también nos habla de
aquellos que desobedecieron a Dios y que fueron castigados. Además, nos da
muchas profecías de la llegada de Cristo, y de Su muerte, sepultura y resurrección.
Cuando nos volvemos al Nuevo Testamento podemos ver como todas estas profecías
fueron cumplidas. Así que el Antiguo
Testamento tiene muchos propósitos, pero no podemos seguirlos como ley y
esperar ser salvos.
El
Nuevo Testamento revela la voluntad de Dios para el hombre hoy. Este empieza
con el nacimiento, vida, muerte, sepultura y resurrección de Cristo y luego
prosigue para mostrar como fue establecida la iglesia, y después de ella, como
fue llevado el evangelio al mundo.
Con
todo esto en mente, el escritor de Hebreos dijo, “os,
habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres
por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a
quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo” (Heb. 1: 1,2): En la transfiguración de Cristo, Dios
habló desde el cielo y dijo, “Este es mi Hijo
amado, en quien tengo complacencia; a él oí” (Mt. 17: 5). No hay
duda entonces de a quien hay que escuchar, y ese es Cristo. Tampoco hay duda
que el testamente que contiene la Ley de Cristo es el Nuevo Testamento.
Hay
varias cosas que necesitamos tener en mente mientras estudiamos la palabra de
Dios. Nosotros, por lo tanto, debemos aceptarla y respetarla como ley divina.
No debemos rechazarla, discutir sobre ella, o cuestionarla. Dios ha dicho lo
que ha dicho y eso debería resolver el asunto.
Segundo,
La palabra de Dios no debe dividirnos.
Por supuesto que sabemos que existen
muchas personas que proclaman ser seguidores de las enseñanzas de la Biblia, pero
están divididos en lo que enseñan y lo que hacen. ¿Cómo es posible?
Definitivamente ¡no! El Señor nos ha hablado a todos a través de Su palabra, y
cuando todos creamos lo que él ha dicho y obedezcamos Sus
enseñanzas, esto nos hará uno. Eso quiere decir que todos creeremos la misma
cosa, todos seremos igualmente salvos, todos seremos miembros de la misma
iglesia, adoraremos juntos y tendremos la misma esperanza. Incluso Cristo oró
para que seamos uno, sin divisiones (Jn. 17:20-23). Lea todo el Nuevo Testamento
y verá que el pueblo del Señor era uno. ¿Puede eso ser diferente hoy y ser
aceptable a Él?
Tercero,
la palabra del Señor es definitiva. Él
no tiene mensajes para el hombre hoy ni dará nuevas revelaciones en los días y años que están por venir. Él ha
revelado Su voluntad al hombre, y la ha revelado completa. Sí Él hubiera
querido decir algo más, lo hubiera dicho. Debido a que dio solo lo que tenemos,
entonces debemos concluir que no tiene nada más que dar. Sin embargo, existen aquellos que proclaman
que Dios les ha hablado, pero ¿con que propósito? Si Él da el mismo mensaje que
es revelado en la Biblia, ¿por qué necesitaría hablarle a alguien directamente?
Si diera nuevas revelaciones, ¿no estaría demostrando parcialidad al dar una
nueva revelación a alguien y no al resto de nosotros? Por supuesto que aquellos
que afirman que Dios les ha hablado siempre dirán que Dios les ha dado algún
mensaje, pero invariablemente estará en conflicto con lo que la palabra escrita
dice. Esto significaría que Dios esta contradiciendo Su propia palabra. ¿Puede
creer eso?!Jamás! Por lo tanto, debemos concluir que Él solo habla al hombre a
través de Su palabra. Si queremos conocer la voluntad de Dios debemos recurrir
a la Biblia. Quien afirma que Dios le
esta haciendo revelaciones especiales es un mentiroso, “Más si
aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del
que os hemos anunciado, sea anatema” (Gal.
1:8)
Cuarto, un día seremos juzgados por la palabra de Dios. ¿Que palabra es esa? Es la verdad encontrada en la Biblia.
Lo que leemos allí será la ley por la cual seremos juzgados en día del juicio.
No vivimos bajo una ley para ser juzgados por otra. Lo que Él demanda en la
palabra escrita, lo exigirá el día del juicio. “El que
me rechaza, y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue; la palabra que he
hablado, ella le juzgará en el día postrero”. (Jn. 12:48).
Él no la cambiara para que se ajuste a nuestra situación. Es por que debemos
ser muy cuidadosos en hacer solamente lo que Él ha ordenado. Rechazar
cualquiera de Sus enseñanzas ahora significaría que Él nos rechace el día que estemos de pie
frente a Él. Si creemos en la palabra, la obedecemos, y viviremos por ella,
entonces con seguridad seremos bendecidos aquel día.
Mis
amigos, espero que ustedes tenga una Biblia, pero si no, permítame animarlos a
poner un esfuerzo especial en adquirir una. Ustedes necesitan leerla y
estudiarla, para conocer la voluntad de Dios. Lean Mateo, Marcos, Lucas y Juan
para edificar la fe en vuestros corazones de que Jesucristo es el Hijo de Dios.
Lean el libro de Hechos para aprender lo que necesitan hacer para ser salvos;
es decir, creer en Cristo, arrepentirse de sus pecados, confesar que Cristo es
el Hijo de Dios, y ser bautizados para el perdón de sus pecados. Lean allí
también sobre el establecimiento de la iglesia del Señor y como es cuando
alguien obedece al Señor. Cristo añade a las personas penitentes y obedientes a
esa iglesia. Para aprender como vivir la vida cristiana y tener la esperanza de
la vida eterna, continúen leyendo todo el Nuevo Testamento.
0 comentarios:
Publicar un comentario