lunes, 28 de mayo de 2012

Estudio y uso apropiado de la palabra: La hermenéutica



Introducción:

A.    El significado de la palabra hermenéutica. La palabra her­menéutica significa el arte o ciencia de interpretar textos. Viene del verbo HERMENEUO, que significa interpretar. (Se ha sugerido también que este verbo viene del nombre "Hermes", el supuesto mensajero de los dioses, llamado Mercurio por los romanos, Hch 14:12).Cuando damos una definición a las pa­labras que oímos o leemos, estamos interpretándolas. Cuando preguntamos ¿qué quiere decir esto o aquello? estamos tratando de interpretar el significado de algo. Cualquier forma de expresión o comunicación (palabras, gestos, escritos) tiene que ser interpretada. No estamos conscientes del proceso. No estamos pensando, "Yo estoy interpretando lo que me dijo", pero en realidad es lo que estamos haciendo. Al hacerlo usa­mos el sentido común para entender a las personas con quienes nos comunicamos.
1.    Uno de los procesos más básicos de interpretar es pre­guntar ¿qué?, ¿dónde?, ¿cuándo?, ¿cómo?, ¿por qué? y ¿quién? La Biblia dice, "Piel por piel, todo lo que el hombre tiene dará por su vida" (Job 2:4), pero ¿quién lo dijo? Es el lenguaje de Sa­tanás.
2.    También debemos usar el "sentido común" al estudiar para interpretar la Biblia; es decir, debemos usar los mismos medios de interpretación que usamos para entender una con­versación, o para entender otros libros y documentos, porque la Biblia no es un libro místico o misterioso. No es un libro de mi­tología y leyendas, sino un mensaje comprensible escrito por Dios y enviado al hombre.

B.    Nehemías 8:8, 12 nos da una definición excelente de la interpretación (la hermenéutica). El mismo gozo se ve en Hechos 8:39. El eunuco leía la Biblia con su conocimiento limitado, y estaba dispuesto a aprender. Tenía corazón "bueno y recto" (Lc 8:15), que es el primer requisito para poder entender la palabra de Dios, pero no entendía que la profecía de Isaías 53 se había cumplido. Felipe le predicó a Cristo, interpretando la profecía, y el eunuco fue bautizado y "siguió gozoso su camino".

C.    La hermenéutica es, pues, el conjunto de los principios de la interpretación.

D.   La exégesis. Es la aplicación de estos principios, que simplemente significa "explicación". La exégesis em­pleada por las iglesias humanas es dogmática, es decir, se basa en sus credos (sistemas de doctrina) ya aceptados. La exégesis verdadera se basa en el significado de palabras, la gramática, el contexto inmediato y remoto, etc. La exégesis verdadera permite que la Biblia se explique sola, porque términos bíblicos no resultan en nombres y definiciones sec­tarias sino bíblicas. Por ejemplo:

1.    Gracia. Definición incorrecta: la imputación de la justicia personal de Jesús al creyente. Definición bíblica: el favor de Dios demostrado al proveer la salvación a través de Jesucristo (Ti 2:11-14). La Biblia no dice nada acerca de "gracia irresistible".
2.    Justificación. Uso incorrecto: que el creyente se justifica (se salva) en el momento de creer, y muchos (como los bautistas) dicen que una vez salvo no puede caer. Uso correcto: el creyente se justifica al obedecer al evangelio, cuando es restaurado (después de tropezar) y cuando hace buenas obras (Ro 3:4; 6:4-7; Stg 2:24), etc.
3.    Bautismo. Significado incorrecto: la aspersión, aun de infantes. Significado bíblico: la inmersión en agua del peni­tente creyente (Mt 3:16; Hch 8:37-39; Ro 6:3, 4).
4.    Elegidos. Significado incorrecto: los que arbitrariamente fueron escogidos antes de la fundación del mundo. Significado bíblico: los que son llamados por el evangelio (I Tes 1:14; II Tes 2:14).
5.    Confesión. Concepto sectario: que "Dios por Cristo me perdonó los pecados"; confesar a Cristo "como mi Salvador personal". Confesión bíblica: "creo que Jesucristo es el Hijo de Dios" (Hch 8:37).
6.    Cena del Señor (I Co 11:20). Designaciones incorrectas: la eucaristía, el sacra­mento, los emblemas o elementos. Designaciones bíblicas: el partimiento del pan (Hch 2:42; 20:7), beber el fruto de la vid (Mt 26:29), la co­munión (participación) del cuerpo y sangre de Cristo (I Co 10:16) o la mesa del Señor (I Co 10:21).
7.    Predicadores. Designaciones incorrectas: pastores, reverendos, padres. Designaciones bíblicas: evangelistas (I Ti 4:5) o ministros de Cristo (I Ti 4:6) o del evangelio (Ro 15:16; Col 1:23). 

E.    La necesidad de la hermenéutica. El estudio de la her­menéutica es de suma importancia, porque se refiere al proceso de llegar al conocimiento pleno de la voluntad de Dios. Tenemos la Biblia traducida en nuestro propio idioma, pero hay mucho que estudiar. Hemos sido creados a la imagen de Dios (Gen 1:27) por eso, el hombre puede pensar, razonar y entender (Mt 13:15).
1.    Los escritores del Nuevo Testamento interpretaron algu­nas de las palabras que desconocemos: Mt 1:23; Mc 5:45; 15:22, 34; Hch 4:36; 9:36; 13:8, etc. Sin embargo, a veces se refieren a costumbres sociales, sistemas de gobierno, medidas y pesos, clases de dinero, etc. que desconocemos y, por lo tanto, tenemos que hacer un estudio cuidadoso de tales cosas. Los diccionarios bíblicos y enciclopedias religiosas nos ayudan en esto.
2.    El orden de los libros bíblicos no es siempre cronológico. Por ejemplo, los libros proféticos fueron escritos durante el tiempo de los reyes; es necesario acomodarlos a sus respectivos períodos. También los salmos fueron escritos du­rante varias épocas en la historia de Israel. Las epístolas del Nuevo Testamento deben estudiarse teniendo presente cuándo y dónde fueron escritas según la historia de los Hechos.
3.    La Biblia contiene mucho lenguaje figurado y modis­mos, y la gramática no es siempre igual a la de nuestro idioma.

F.    Es necesario estudiar y entender la Biblia:
1.    Porque es necesario aprender la voluntad de Dios (Ro 1:16-18). Algunos suponen que la Biblia es tan sencilla y clara que no se necesita la interpretación, pero recuérdese que muchos textos dicen que Cristo y otros interpretaron las Escri­turas. La palabra de Dios es inspirada, pero la interpretación ahora no es inspirada. No hay profetas y apóstoles sobre la tierra que puedan con inspiración explicar el Texto Sagrado. Todos te­nemos que estudiarlo.
2.    Para poder hacer uso correcto de la Palabra (II Ti 2:15). La Biblia de las Américas dice, "maneja con precisión la palabra de verdad". La Versión moderna dice, "manejando acer­tadamente la palabra de la verdad". La Versión his­panoamericana dice, "que expone bien la palabra de verdad" (en el margen dice, "o, define, maneja, o, despensa).
3.    Para tener fe salvadora (Jn 3:16; 20:30, 31; Mc 16:16). No podemos ser salvos e ir al cielo sin entender y creer la voluntad de Dios. Jesús dice (Mt 7:21; 12:50) que te­nemos que hacer la voluntad de Dios, y esto requiere el en­tendimiento y una fe activa (obediente).
4.    Para crecer espiritualmente (I Co 3:1-3; I Pe 2:2; He 5:11-4).
5.    Para ser instruido, reprendido, corregido (II Ti 3:16-17), y aprobado por Dios (II Ti 2:15).

G.   Podemos entender las Escrituras. Gracias a Dios por esta bendición. Muchos textos nos convencen que podemos y debe­mos entender las Escrituras.
1.    Juan 5:39 (¿por qué escudriñar las Escrituras si no las podemos entender?).
2.    Hch 17:11 (¿qué había de nobleza en escudriñar las Escrituras si éstas no se pueden entender?).
3.    Efes. 3:3, 4 (leyendo, podéis entender)
4.    I Tes 5:27 (¿por qué leerla a la iglesia si no se puede entender?)
5.    El clero romano dice orgullosamente que solamente ellos tienen el derecho de interpretar las Escrituras, pero los que siguen a estos intérpretes son ciegos que siguen a ciegos (Mt 15:14).

H.    Una herramienta importante para entender la Biblia es la educación básica, es decir, la capacidad para leer y entender lo que se lee, o la capacidad de entender lo que se oye. Dios no usa lenguaje técnico para comunicarnos su divina voluntad, sino palabras comunes, palabras que todos pueden entender. Pero se requiere el estudio. Pablo tenía libros de estudio (II Ti 4:13, 21), y nos conviene conseguir los libros necesarios (diccionario, diccionario bíblico, concordancia, comentarios,  etcétera). Para poder interpretar las Escrituras correctamente es necesario estudiar, pensar, meditar, y razonar.

I.     No se debe torcer las Escrituras sino interpretarlas. Todo el mundo afirma que "Así dice la Biblia" al afirmar su propia doc­trina.
1.    Hoy en día muchos hombres hacen lo mismo que los pro­fetas falsos de la antigüedad cuando anunciaban, "Así dice Je­hová", pero proclamaban y practicaban cosas "que no les mandé, ni hablé, ni me vino al pensamiento" (Jer 19:5).
2.    Sa­tanás no quiere que las Escrituras se interpreten correctamente (Mt 4:6-7).
3.    Muchos religiosos no interpretan las Escrituras, sino que las tuercen (II Pe 3:16, II Co 2:17, II Co 4:2). Tuercen los textos sobre la Deidad de Cristo, otros tuercen 1 Co 15:29 para hablar sobre el bautismo por los muertos, otros tuercen varios textos que hablan del Espíritu Santo, etc.
4.    Diariamente Jesús citaba las Escrituras para explicarlas a sus discípulos, razonando y dis­putando con los fariseos y saduceos con respecto al significado verdadero de pasajes del Antiguo Testamento. De esta manera nos dejó un ejemplo perfecto de cómo interpretar correcta­mente ("usar bien") las Escrituras.

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