I. El autor del libro
El autor de esta epístola neo testamentaria
no se identifica en ella. Saber quién la
escribió es cuestión dificultosa. Aunque es imposible determinar la cuestión
con exactitud, a continuación doy las evidencias que apuntan a Pablo el
apóstol como el autor de este libro.
A.
La
iglesia antigua del oriente, en donde primero circulaba este libro, afirmaba
que era Pablo su autor. Personas famosas
y conocidas, tales como Clemente de Alejandría (a fines del siglo 2), Orígenes
(a principios del 3), y Eusebio, obispo de Cesarea en Palestina (a principios
del 3), afirmaban tal conclusión.
(Eusebio es el bien conocido "historiador de la iglesia").
B.
La
iglesia antigua del occidente al principio no aceptaba la conclusión de ser
Pablo el autor, pero desde el tiempo de Jerónimo (392 d. de J.) y Agustín (354-430) vino a ser la conclusión general
de la iglesia occidental, hasta el tiempo de la Gran Reforma Protestante. (Martín Lutero rechazó esta conclusión, y
hasta la fecha la mayor parte de los comentaristas alemanes la han rechazado).
C.
La
palabra de bendición al final (13:25) es la que usa Pablo en todas sus epístolas.
D.
Pedro
escribió a cristianos judíos (cuando menos en parte), y se refiere a una
epístola escrita por Pablo a ellos (II Pe 3:15).
E.
Fue
escrito durante la vida de Pablo, pues todavía existía el templo en
Jerusalén. El autor era amigo de Timoteo
(13:23) (Timoteo era el compañero continuo de Pablo), y estaba de prisionero
en Italia (13:18, 19, 24).
F.
Este
libro se incluyó en la versión de las Escrituras traducida al siríaco (hecha
temprana en el siglo 2), y también en la antigua versión itálica. Las inscripciones que acompañan a esta
epístola en estas dos versiones traducidas atribuyen al apóstol Pablo el ser
el autor de ella. Ahora, consideremos brevemente las objeciones principales
contra la conclusión de que es Pablo el autor de este libro.
1.
"Pablo
firmó su nombre a las otras trece epístolas escritas por él, pero A Los Hebreos
no trae su nombre". En respuesta a
esto, se puede decir que omitió Pablo su nombre por razones de táctica, pues
había contra él mucho prejuicio de parte de hermanos judíos residentes en
Palestina. Pablo no quiso distraer del
mensaje del libro, cosa que habría hecho tal vez, principiándolo con su
nombre. (Se omite también el nombre del autor en las tres cartas de Juan por
razones desconocidas).
2.
"Hebreos
2:3,4 indica que el autor no era apóstol, sino uno que hablaba según el testimonio
de otros". Es cierto que aquí en este pasaje el autor emplea la primera
persona plural ("nosotros"), pero también lo hace en 6:1-3. ¿Por eso se considera el autor delincuente
como ellos a quienes escribió? ¡En
ninguna manera! Usa la primera persona,
así asociándose con sus lectores, para hacer más suave su admonición. También
lo hace en el capítulo 2, delicadamente impresionando a sus lectores acerca
de sus deberes como cristianos de prestar atención a las cosas oídas (2:1) y
de no descuidar (2:3). Habiéndose incluido con ellos en los primeros tres
versículos, terminó el punto (3,4), usando la misma primera persona plural.
3.
El
estilo del griego empleado en la composición de esta epístola no es el de
Pablo". Se admite que el estilo de
esta epístola en el griego es sublime, pero no hay evidencia suficiente para
hacer de esta objeción un caso contra Pablo como el autor. Pudo haber usado
Pablo un amanuense, como Lucas, quien como hombre también inspirado podría
haber escogido palabras o frases según su estilo. Pero, todo esto es conjetura y no comprueba
nada a favor o en contra.
G.
En
conclusión, podemos decir que las muchas evidencias favorecen la opinión de
que Pablo es el autor, aunque es una cuestión que no puede ser decidida
sumaria y decididamente.
II. A quienes fue dirigida la carta
Como con la cuestión de quién es el autor de esta epístola, así con
está; es imposible saber con exactitud a quiénes fue dirigida
originalmente. Pero es evidente que los
recipientes originales eran cristianos judíos de alguna parte. Algunos comentaristas modernos opinan que
fue escrita a los hebreo convertidos residentes en Roma e interpretan 13:24 de
tal manera que tienen al autor saludando a esos hebreos de parte de italianos
que estaban con él. Pero la conclusión
más aceptable y probable del asunto es que fue escrita a los hermanos judíos
residentes en Judea, y posiblemente en Jerusalén en particular. Para esta conclusión sugiero las razones
siguientes:
A.
Aunque
no dice el texto mismo de la epístola a quiénes se dirige, la frase "a los
hebreos" fue antepuesta a esta epístola en la antigüedad, posiblemente
antes del fin de la época apostólica.
Así vemos cuál era la opinión de los antiguos sobre el asunto. Esta dedicatoria aparece en todos los manuscritos
griegos antiguos y en la mayor parte de las versiones (traducciones a otras
lenguas) antiguas (como por ejemplo, en la versión Siríaca y en la Itálica).
B.
Todos
los llamados "Padres Eclesiásticos" concuerdan en la conclusión de
que fue escrita a los hermanos hebreos residentes en Palestina.
C.
El
nombre "hebreo" aparece tres veces en el Nuevo Testamento (Hechos
6:1; II Co 11:22; Fil 3:5). Los judíos
de Palestina, que hablaban todavía el hebreo o más bien, el arameo, una
corrupción del hebreo, se distinguían a los de habla griega, residentes en
países de influencia griega. Estos últimos
eran llamados "helenistas" (de la palabra griega para indicar lo que
era griego). En Hech 6:1, los
"griegos" son los judíos helenistas, y los "hebreos" los de
habla hebrea y residentes locales en Judea.
Eran todos estos cristianos, pero judíos (de raza) de distintos
orígenes.
D.
La
evidencia interna de la epístola apunta a esta conclusión como correcta, y se
armoniza bien con ella, de que los recipientes principales de esta epístola
eran los "hebreos en Judea."
III. Fecha y lugar de escritura
La conclusión, de que esta epístola fue escrita desde Roma cerca de 63
d. de J., pronto después de libertado Pablo de la prisión la primera vez, se
basa en las observaciones siguientes:
A.
5:12 y
10:32-34 indican que había pasado bastante tiempo desde su conversión a
Cristo. No fue escrita, pues, temprano
en el siglo primero.
B.
Pero la
nación judaica, destruida en 70 d. de J., todavía estaba en vigor y los servicios
del templo todavía se celebraban, según está indicado en tales pasajes como
8:4; 9:9,25; 10:11; 13:10.
C.
Las
epístolas Efesios, Filipenses, y Colosenses fueron escritas por Pablo durante
su encarcelamiento en Roma. Timoteo
estaba con él. Pero en Fil 2:19-23, vemos que Pablo iba a enviar a Timoteo a
los filipenses. En He 13:23 vemos que Timoteo ya estaba ausente de Pablo
("está en libertad", dice la versión Revisada, pero también se puede
traducir "enviado". Pablo esperaba la vuelta de Timoteo para hacer
viaje con él hasta los hebreos para verles.
Parece, pues, que Pablo escribió esta epístola poco después de libertado
de la prisión (según Fil 1:21-26 y 2:24 Pablo esperaba ser libertado de su
primer encarcelamiento).
D.
He 13:24
indica que fue escrita desde Roma.
Escribiendo a los corintios desde Éfeso, Pablo dice "Las iglesias
de Asia os saludan" (II Co 16:19.
Ahora a los hebreos envía saludos desde Roma (o Italia), diciendo,
"Los de Italia os saludan".
IV. El tema, la naturaleza, y el objeto de la
carta
A.
El tema
es la gloria y excelencia de Cristo Jesús y del Nuevo Testamento. La naturaleza
de esta epístola es exhortatoria (13:22).
El objeto es evitar la apostasía al judaísmo (a la "fe de sus
padres") y así confirmar la fe de los cristianos judíos 3:6,14; 4:14;
10:23), por medio de un gran contraste entre los dos Testamentos.
B.
Los
capítulos 6 y 10, en particular, son advertencias contra el volver atrás. Estos cristianos hebreos confrontaban dos
peligros muy grandes: la propaganda seductora de los judaizantes (los que
abogaban por la esencialidad de guardar la ley de Moisés para ser salvos, Hch
15:1,24; etc.), y la persecución de parte de judíos incrédulos (Hechos 8:1-3;
I Te 2:14-16; etc.).
C.
El tema
de esta epístola desarrolla la relación entre los dos Testamentos. El Antiguo (la ley de Moisés) era solamente
una sombra del Nuevo. El perdón por
medio de sacrificios de animales, el sacerdocio y los servicios del
tabernáculo y del templo, eran solamente típicos, apuntando al Nuevo
Testamento en el cual estas cosas hallarían su realidad.
D.
Esta
epístola tiene por propósito, pues, exhortar.
Es un libro de motivos. En página
tras página se le presenta al cristiano hebreo las razones por qué debe
perseverar en la fe hasta la consumación de su carrera en Cristo
(13:20-23). No escribió el autor a
judíos inconversos, para convertirlos (aunque la argumentación en esta epístola
basta para esto), sino a judíos convertidos en cristianos para que no se
apartaran de la fe en Cristo por medio de la incredulidad (3:12).
E.
Muchos
hermanos judíos comenzaron a razonar que la diferencia entre el judaísmo y el
cristianismo no valía el costo, pues eran perseguidos casi de continuo. Esta es la ocasión que se le presentó al
autor para que escribiera esta epístola. En ella, pues, magnifica la superioridad
de la ley de Cristo sobre la de Moisés.
F.
Esta
epístola prueba lo que los doctos de entre los judíos incrédulos negaban; a
saber, que Jesús de Nazaret, crucificado por ellos, es el Mesías (el Cristo),
y por consiguiente el Hijo de Dios, y que su
evangelio es esencial para la salvación de todo hombre, inclusive el judío
que se gloriaba en ser descendiente de Abraham.
Esta epístola proporcionó a los
hermanos judíos perseguidos y tentados los argumentos necesarios para
refutar a sus oponentes a darles completo triunfo en sus batallas con ellos.
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