DIA 4: “UNA NUEVA VIDA… PASANDO TIEMPO CON OTROS CRISTIANOS”
El propósito es que usted como nueva criatura tenga los fundamentos, para que su vida cristiana sea agradable a Dios.
Reflexión: ¿Esta usted en contacto con cristianos mayores en la fe?
Esto es crucial y toda la semana que viene, el estudio bíblico se enfocara sobre esto; pero no podemos esperar hasta la semana próxima para decirte algo sobre eso. Si hay algo en ti que te esta causando el alejarte de otros discípulos, entonces puedes estar seguro que eso es algo que no proviene de Dios, y por lo tanto debe ser crucificado. Esa es la vieja naturaleza independiente y no la nueva que Dios te esta dando.
Texto de estudio: Romanos 7:14-24, v.24
Observa que tan insuficientes somos para vivir nuestro cristianismo solos, ¿Puedes comprender por que necesitamos negar nuestro propio YO?
Porque sabemos que la ley es espiritual; más yo soy carnal, vendido al pecado. Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago. Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley es buena. De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí. Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí. Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí. Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. ¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?
(Romanos 7:14-24).
Texto de estudio: Romanos 8:1-17
Aquí se nos muestra ¿Cómo podemos hacer los imposible?, En el bautismo se te dijo que recibirías es don del Espíritu Santo; ahora estudia algo de lo que el Espíritu Santo significa en tu vida. Apunta las cosas que mas te llaman la atención. Recuerda seguir sustituyendo tu nombre por los pronombres el texto como hiciste en el estudio del día tres.
Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne; para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios. Más vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia. Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros. Así que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para que vivamos conforme a la carne; porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos;(A) herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados (Romanos 8:1-17).
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