jueves, 22 de diciembre de 2011

Amémonos Fervientemente


Texto: I Pedro 1:22
Introducción:
A.     Empezando en el (v.14-21), notamos “Lo que una conducta apropiada, significa”:
1.       No conformarnos al patrón de los perdidos (v.14).
2.      Ser santos en toda nuestra conducta (v.15-16).
3.      Conducirnos en temor (v.17-21).
B.     Otra responsabilidad que tenemos como hijos obedientes esta basado en el (v.22):
1.       Simple hecho de “amarnos unos a otros fervientemente”.
2.      Un vistazo de cerca al (v.22) revela:
a.      Lo que el amor ferviente es.
b.      Y como es posible para los cristianos “amarse unos a otros fervientemente”.

I. ¿Por qué el amor ferviente es importante?
A.     Porque esto es una demostración del discipulado.
1.       Mientras Judas lo traicionaba, Jesús dio un nuevo mandamiento (Jn 13:33-35). El mandamiento de “Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros” (v.34).
2.      La razón para dar este mandamiento: Para convencer al mundo que nosotros somos realmente sus discípulos (v.35).
3.      Donde no esta el “amor de Cristo”, nuestras acciones niegan nuestras palabras:
a.      Podemos profesar ser discípulos de Cristo.
b.      ¡Pero fallar en no tener un amor ferviente, como Cristo lo tuvo por nosotros, causando que el mundo dude de nuestro discipulado!
B.     Porque esto es una demostración de una vida espiritual.
1.       El amor por los hermanos es un indicador que hemos pasado de muerte espiritual a vida espiritual. Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, en que amamos a los hermanos. El que no ama a su hermano, permanece en muerte” (I Jn 3:14).
2.      ¡Fallar en amar a los hermanos es un indicador de que estamos espiritualmente muertos!
C.     Es una demostración de nuestra relación con Dios.
1.       Dios es amor, y por eso los que han nacido de Dios, tienen un amor verdadero. “Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios” (I Jn 4:7).
2.      Fallar en vivir en amor, da la impresión de que no hemos nacido de nuevo y que no conocemos verdadera mente a Dios. El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor” (I Jn 4:8).

¤  Ciertamente estas tres razones deberían convencernos de que el “amor ferviente es importante” pero ¿Que calificaciones tiene el “amor ferviente”? ¿Qué tipo de amor debe demostrar el discipulado, nuestra vida espiritual, o nuestra relación con Dios?

II. ¿Qué es el amor ferviente?
A.     Claramente este es “FERVIENTE”.
1.       La misma palabra es usada en referencia a la oración en (Hch 12:5).
a.      Esta palabra se traduce por  “constante” o “intenso”.
b.      Era de esta manera como los discípulos estaban orando por el bienestar de Pedro, así de “incesante” debe ser nuestro amor unos por otros.
2.      Por lo tanto, solamente este amor que es constante y activo puede calificar un “amor ferviente”.
B.     Es además “SINCERO”.
1.       Algunos traducen esta palabra por “transparente”.
2.      La palabra griega literalmente significa “no hipócrita”.
3.      Esto hace claro que el “amor ferviente”, no es fingido, porque viene del corazón (Ro 12:9).
C.     Finalmente es también “PURO”.
1.       Amar  a los hermanos a menudo se encierra in el contexto moral de la pureza.
2.      Bajo ninguna circunstancia nuestro amor es opacado por la inmoralidad sexual (Ef 5:2-3).
3.      ¡Pureza, sinceridad, amor ferviente, es como emulamos el amor de Cristo, su amor sacrificial!

¤  ¿Cómo podemos desarrollar esta clase de amor? ¿Podemos tener un amor puro y sincero unos por otros? ¿La palabra “ferviente” describe nuestros sentimientos y acciones hacia cada uno? Si nosotros solamente tenemos contacto en cada asamblea, y si no abrimos nuestros corazones y nuestras casas unos a otros, ¿se puede decir que estamos amando fervientemente? ¡Hermanos piensen en estas cosas! Finalmente.

III. ¿Cómo el amor ferviente es posible?
A.     Es posible porque nuestras almas han sido purificadas.
1.       Por obedecer la verdad nosotros hemos sido perdonados (I Pe 1:22, Hch 2:38).
2.      Por continuar oyendo la verdad, nosotros somos purificados (Ef 4:20-24).
3.      Así que podemos ser fervientes en nuestro amor, y este puede ser un amor puro.
B.     Es posible porque hemos nacido de nuevo.
1.       Nacimos de nuevo por medio de la incorruptible palabra de Dios (I Pe 1:23).
2.      Como habiendo nacido de nuevo por la palabra de Dios, somos preparados para amar fervientemente:
a.      Por medio de la palabra de Dios nosotros conocemos lo que realmente es el amor.
b.      Por la palabra de Dios se nos dice de:
(1)   El amor de Jesús (I Jn 3:16-17).
(2)  El amor de Dios “En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados” (I Jn 4:9-10).
C.     En otras palabras:
1.       Nosotros podemos tener este ferviente amor porque hemos sido purificados y entendemos la necesidad por un sincero y puro amor hacia los hermanos.
2.      ¡Nosotros podemos tener este ferviente amor, porque el amor de Dios y de Jesús nos motiva.

Conclusión:
1.       Si nosotros fallamos en “amarnos unos a otros fervientemente”, con sinceridad y pureza, esta es una indicación de que:
a.      Nunca fuimos purificados, ni que nacimos nuevamente.
b.       O mostramos que el amor de Dios y de Jesús no es una motivación efectiva.
2.      Además mostrar que nos amarnos unos a otros fervientemente, presenta una ilustración para el mundo que cree en nosotros que:
a.      Somos verdaderos discípulos de Cristo.
b.      Que poseemos vida espiritual.
c.       Que tenemos una relación con Dios, quien es nuestro padre.
3.      Es por esto que Pedro nos exhorta amarnos unos a otros fervientemente, no solamente aquí (v.22), sino también en (I Pe 4:8).
4.      En vista de estas verdades fundadas en las palabras de Dios, ¿Que haremos para “darnos unos a otros”, para amarnos entrañablemente, fervientemente? (I Tes 4:9-10).
a.      Pensemos como podemos ser más fervientes en nuestro amor hacia los hermanos.
b.      ¡Pero no solo lo pensemos, hagámoslo! Abramos nuestros corazones  y nuestras casas a otros.
c.       Si tu no eres un cristiano, nosotros queremos que disfrutes de las bendiciones del amor de Dios y de el amor de sus hijos.

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