miércoles, 29 de agosto de 2012

I Epístola de Juan

www.ebsermones.blogspot.com

I. El autor y la autenticidad de la carta
A.    La carta misma no nos dice quién la es­cribió, como tampoco a quiénes fue escrita. No obstante, sin duda alguna fue el apóstol Juan. A esta conclusión apunta todo el tes­timonio de los testigos. Policarpo era un dis­cípulo de Juan y el testifica que Juan la escri­bió. Da el mismo testimonio otro discípulo, Papías. Muchos de los llamados “Padres Eclesiástico” (autores y comentaristas de los primeros siglos de la era cristiana) atribu­yeron esta carta a Juan el apóstol. Entre ellos eran Tertuliano (155-220); Clemente de Ale­jan­dría (150-216); Ireneo (130-200), quien era dis­cípulo de Policarpo; 0rígenes (185-254); y Cipriano (murió en 258).
B.    La evidencia interna también apunta al autor de esta carta como siendo el mismo quien escribió el Evangelio Según Juan.  Si el apóstol Juan es el autor del Evangelio Según Juan, también lo es de esta carta. El estilo, mo­­do de expresarse, o dicción de las dos obras, apunta a un autor común. El autor se identifica a sí mismo como apóstol al afirmar que era un testigo ocular de Jesucristo (1:1-3). Esto era requisito para ser apóstol (Hechos 1:8, 21, 22; 10:41). El estilo y manera de expresarse eran tan conocidos a sus lectores que el autor no tuvo que identificarse. Tal carta indicaría quién la escribió y la autoridad de él para hablar. Ninguna obra fraudulenta tendría tales ca­rac­te­rísticas. Sin duda esta carta es del após­tol Juan.

II. Tocante a Juan el apóstol
A.     Era hijo de Zebedeo (Marcos 1:20; Lucas 5:10) y de Salomé (Mateo 27:56 juntamente con Marcos 15:40), y hermano de Jacobo (Mateo 4:21; Hechos 12:2).
B.     Fue llamado por Jesús para seguirle (Mateo 4:21), y ser un apóstol (10:1-4). El juntamente con Jacobo su hermano fueron apellidados Boanerges, que quiere decir “hijos del trueno” (Marcos 3:17). Quisieron mandar descender fuego del cielo sobre los samarita­nos (Lucas 9:54).
C.     Tuvo el privilegio especial de acompañar a Jesús cuando resucitó a la hija de Jairo (Marcos 5:37), cuando fue transfigurado (Ma­teo 17:1,2), y cuando oró en Getsemaní (Mateo 26:36-37).
D.    La madre de Juan, juntamente con él y con Jacobo, pidió a Jesús para sus dos hijos una posición especial en el reino (Mateo 20:20-23; Marcos 10:35).
E.     Juan, juntamente con los otros discípulos, prohibieron a cierta persona que no echara fuera demonios, porque no seguía a ellos (es decir, en su compañía). Jesús les reprendió por esto (Marcos 9:38-41).
F.     Fue encargado del cuidado de la madre de Jesús (Juan 19:27). Era testigo de la resurrección de Jesús y de su ascensión al cielo (Mateo 28:16; Hechos 1:2-11).
G.    Era hombre sin letras (Hechos 4:13).
H.    Era compañero íntimo de Pedro (Hechos capítulo 3-4; 8:14-25; Gálatas 2:9).
I.      Era “columna” en la iglesia de Jerusalén (Gálatas 2:9).
J.      Fue desterrado a la isla llamada Patmos (Apocalipsis 1:9), donde recibió la revelación de Jesucristo (v.1).
K.     Escribió cinco libros del Nuevo Testamento; a saber, El Evangelio Según Juan, las tres Epístolas de Juan, y Apocalipsis.

III. Características de la carta
A.    Las siguientes palabras claves se encuentran en las dos obras: vida, luz, amor, tinieblas, muerte, mundo, comunión y verdad.
B.    La palabra “amor,” y derivados de ésta, caracterizan esta carta en gran manera. Se emplea esta palabra, y sus derivados, unas cincuenta veces a través de la carta.
C.    La palabra “conocer,” y las varias formas de ella, aparece en esta carta con frecuencia, probablemente en refutación del gnosticismo prevaleciente en ese tiempo.
D.    En esta carta se enfatizan varias seguridades. Véanse 3:14, 19, 24. De igual manera se enfatiza la idea de “comunión,” basada en la justicia y amor (1:3-10).
E.    Otra característica sobresaliente de esta carta es que el autor, como también lo hace el del Evangelio Según Juan, no sencillamente afirma o niega alguna proposición, sino que para enfatizar la afirmación, niega lo contrario, y para enfatizar la negación, afirma lo contrario. Tenemos ejemplos de esto en Juan 1:20; 3:36; 5:24; 6:22; 1 Juan 2:4,27; 4:2,3.

IV. Destinatarios
A.    Como no se sabe quiénes eran los recipientes iniciales de esta carta, tampoco se sabe cuándo fue escrita, ni desde dónde. Toda conclusión es pura conjetura. Parece ser carta de un autor de gran edad, y los escritores primitivos nos dicen que Juan pasó su vejez en el área de Éfeso.
B.    No hay ninguna referencia a persecución en esta carta. Todo apunta a un período de paz exterior. Esto indicaría una fecha posterior a 80 d.C., y anterior a 94, cuando surgió la persecución de Domiciano, quien era el último de los doce Césares. Algunos comentaristas fijan la fecha de 90 d.C. como la más probable para esta carta. Las herejías tratadas en ella también apuntan a una fecha tarde en el siglo primero, porque éstas no tuvieron principio y circulación hasta entonces.
C.    No obstante, algunos consideran que 2:13, 18 indican una fecha anterior a la destrucción de Jerusalén (70 d.C.), afirmando que los lectores habían conocido a Jesús en la carne, y que el “último tiempo” se refería al fin de la nación judaica.

V. Condiciones y circunstancias de los tiempos en que se escribió la carta
A.    No hay referencia a persecución general ni indicación indirecta respecto a ello. Los asuntos tratados apuntan más bien a conflictos internos en la iglesia del área de los lectores originales (2:13, 17; 5:4).
B.    Se habían levantado falsos maestros (4:1-6). Esta carta combate su filosofía falsa y las prácticas corruptas que ésta producía. Así  que la oposición que encontraba la iglesia no era tanto externa (persecución física) como interna (la mundanalidad en forma de filosofías falsas y hechos carnales). Los cristianos estaban siendo seducidos por estos falsos maestros, estos parecen haber sido los gnósticos, según el punto de énfasis de esta carta y las cosas condenadas en ella.

VI. El propósito de la carta
A.    El autor mismo declara su propósito en 1:3-4; 5:13. Además, las cosas tratadas en la carta indican cuáles son sus propósitos. Juan había vivido hasta una edad avanzada y por eso había visto el aparecimiento de muchas corrupciones en la iglesia en la forma de doctrinas y prácticas. Escribió tres cartas para reafirmar las verdades tocantes a la persona y obra de Jesucristo, y para combatir las falsas doctrinas y condenar las prácticas corruptas que éstas producían. Por eso abunda esta carta en exhortaciones a la constancia y a la fidelidad en la fe de Jesucristo y en advertencias contra la seducción de las concupiscencias de la carne y contra los falsos maestros, muchos de los cuales eran hermanos apóstatas (2:19), los anticristos.
B.    Esta carta enfatiza la deidad de Jesucristo y condena severamente a los que la niegan. Condena las prácticas carnales abogadas por los falsos maestros (2:15-17; 3:3-10).
C.    Juan escribió el Evangelio Según Juan para presentar las evidencias que producen fe en Cristo Jesús (20:30-31), y esta carta para presentar la clase de conducta que esa fe en Jesucristo produce.
D.    Esta carta enfatiza que la humana sabiduría no es superior a la divina, a la fe en Cristo Jesús. Solamente por adherirse a la fe en Cristo hay promesa de vida eterna. La locura de la predicación de la cruz de Cristo siempre será la sabiduría de la iglesia y a la que ella siempre debe seguir fielmente (I Co 1:21, 30; 2:1, 5).
E.    Para poder entender alguna proposición, tenemos que entender cuál es el propósito del autor al presentarla. Hemos visto el propósito de Juan al escribir esta carta. Es evidente que el error tratado es lo opuesto de las exhortaciones y puntos de énfasis del autor. Pero este error bien describe al gnosticismo que tuvo sus principios en el tiempo de Juan. Si interpretamos algún dado versículo de esta carta, teniendo presente quiénes eran los falsos maestros y lo que enseñaban, no caeremos en falsas interpretaciones, cosa que hacen los que ignoran esta verdad.

VII. El gnosticismo
A.     La palabra gnosticismo, según el Diccionario Enciclopédico Abreviado, signi­fica “Doctrina filosófica y religiosa de los primeros siglos de la Iglesia, mezcla de la cristiana con creencias judaicas y orientales, que se dividió en varias sectas y pretendía tener un conocimiento intuitivo y misterioso de las cosas divinas.” Este nombre se deriva de la palabra griega gnosis, que quiere decir “conocimiento.” Los gnósticos reclamaban tener un conocimiento superior a los demás. Usaban mal a Juan 17:3, reclamando que lo único importante era el conocimiento, y según ellos este conocimiento era la filosofía que abogaban. Su sistema era uno de intelectualidad y no de moralidad. Según ellos, las expresiones del apóstol Pablo respecto a “libres de la ley” quieren decir libres de toda restricción moral.
B.     Los gnósticos eran de dos clases principales: los docetas y los discípulos de Cerinto.
1.    Los docetas. Estos negaban la humanidad de Jesucristo. Según ellos, no tenía Cristo cuerpo literal o físico. Todo era una aparición o imaginación. Por eso eran llamados también los Phantasiastae (fantasmas). Juan los llama los “anticristos” (2:18), porque negaban la humanidad de Jesucristo. Los prueba falsos con lo de 1:1-3. Afirmaban éstos que todo lo atribuido a Jesús (su encarnación, obra, sufrimiento, resurrección y ascensión) era pura imaginación. Concluían que por eso no murió en realidad para hacer satisfacción por nuestros pecados. Juan les contestó en 2:2. Concluían que no tenemos que sufrir por nuestra fe, como tampoco sufrió (en realidad) Jesucristo.
2.    Los cerintianos. Estos negaban la deidad de Jesucristo. Eran de la doctrina de un cierto Cerinto, contemporáneo de Juan el apóstol. El reclamaba (según el testimonio de Ireneo en su libro contra herejías) que la deidad o divinidad entró en Jesús cuando fue bautizado, y que lo dejó cuando fue crucificado. Según él, nació Jesús hijo de José, y no milagrosamente de la virgen que se llamaba María. Era Cerinto un judío de Egipto que combinó algunas ideas judaicas con la filosofía gnóstica. Retenía la circuncisión y la observancia del sábado. El resultado fue un judaísmo espiritualizado. Los cerintianos, como también los ebionitas, eran unitarios. Afirmaban que antes y después de morar el Cristo en él, era Jesús meramente hombre. Admitían como hecho todo lo dicho respecto a la historia de Jesús, pero negaban que era en realidad el Hijo de Dios (2:22). Juan les contestó con lo de 4:15 y 5:5. (Los judíos también negaban la deidad de Jesús (Juan 5:17-18; 10:33; Mateo 26:63-68) pero éstos que lo negaban y están bajo consideración en esta carta eran de origen más reciente, 2:18).
C.     Básicamente el gnosticismo consideraba toda la materia como de naturaleza mala. Afirmaba que el mundo fue creado por un principio malo (y no por Dios quien es puro, y es luz). El dualismo pagano era la base de su creencia. (Dualismo = sistema religioso o filosófico que admite dos principios, como el del bien y el del mal, el alma el cuerpo, etc. Diccionario LaRousse). De esto concluían que Dios no pudo habitar en un cuerpo material o físico. ¡Negaban la encarnación de Cristo!
D.    Algunos gnósticos eran ascéticos, afirmando que el cuerpo era malo y tenía que ser maltratado; otros eran libertinos, afirmando que con la mente se salvaban según su conocimiento superior, aunque con sus cuerpos practicaban toda clase de sensualidad. Pablo expuso la falsa filosofía de ellos (Colosenses 1:16; 2:8-23), como, también Judas (16-19) y Pedro (II Pedro 2:1-3).
E.     La aplicación práctica del gnosticismo (para la gran mayoría) era la sensualidad, porque afirmaban que el espíritu era puro e independiente del cuerpo, y que el cuerpo podía pecar porque era impuro de naturaleza. Según esta filosofía que pecara el cuerpo y que con este conocimiento podían ellos permitir que sus cuerpos practicaran tales cosas sensuales. ¿No les permitía así su conocimiento superior? Así razonaban y se gloriaban en su “gnosis.”
F.     Los nicolaítas eran llamados gnósticos por los escritores primitivos. Sus hechos u obras eran malos (Apocalipsis 2:6,15). Afirmaban que los cristianos no están bajo sistema de moralidad, sino libres de todo pecado y que por eso no podían pecar o ser castigados por pecados cometidos. Estos nicolaítas estaban muy activos en Éfeso y en Pérgamo, según Apocalipsis capítulo 2.  Juan en su carta denuncia la doctrina de los tales (1:8-10; 2:1-3; 3:4).

0 comentarios:

Publicar un comentario

Material disponible

¿Antiguo o Nuevo testamento? Amor Fraternal Ana Anécdotas Apocalipsis Apologias Bosquejos de sermones Caleb Carácter Catolicismo Comunión Conducta Confianza Cristianismo Práctico Curso para nuevos convertidos Desafíos Descargas Deuteronomio 30 Diferencias Personales Dios Disciplina División correcta de la Biblia Doctrinas y Religiones Dolor Echen sus redes El juicio final El matrimonio El Nuevo Pacto El Papa El perdón El Predicador El Rey de Reyes El sufrimiento Esaú Esperanza Estudios Exegéticos Evangelismo Personal Evangelistas Evidencias Científicas de la Inspiración de la Biblia Familia cristiana Fariseos Fausto Salvoni Fe en lo invisible Fortaleza Fundamentos Bíblicos Gnósticos Gustos Hebreos Hechos Hipocresía Historias Hombres de Dios Honrar a padre y madre I Corintios I de Pedro Iglesia de Cristo II de Timoteo II Timoteo 2:15 Ilustraciones para Sermones Introducción al N.T. Isaias Isaías 43 Jacob Jesus el Cristo Jóvenes cristianos Juan Juventud La apostasía La Biblia La espiritualidad La gloria venidera La gracias de Dios La hermenéutica La Iglesia Católica La importancia del buen ejemplo La obediencia la oración de Jesús La perseverancia La puerta estrecha La sal La santidad Literatura Apocalíptica Los beneficios de la risa Lucas Lucas 3 Lucas 4 Manual para el Crecimiento de la Iglesia (MCI) Martin Lutero Mateo Mateo 23 Mejorando las relaciones Miedo Ministros Monarquía Muerte Mujeres de fe Noé Obreros Open LP Oracion Padres responsables con la educación de sus hijos Pérdida Personalidad Plantando Iglesias Propósito del Antiguo Testamneto Pureza sexual Radio ¿Que dice la Biblia? Radio de la iglesia de Cristo Radio de la Iglesia de Cristo en Perú Reflexiones Reino de los cielos Reprensiones Risoterapia Romanos Salvación San Nicolas de Bari Santa Claus Santidad Santificación Santo Sermón evangelístico Sermones de Consagración Sermones devocionales Sermones Doctrinales Sermones evangelísticos Sermones Morales Sumo Sacerdocio Temor a Dios Temores Tus primeros 40 días VERSO DEL DÍA Vida Cristiana