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I. El autor y la autenticidad de la carta
A.
La carta misma no
nos dice quién la escribió, como tampoco a quiénes fue escrita. No obstante,
sin duda alguna fue el apóstol Juan. A esta conclusión apunta todo el testimonio
de los testigos. Policarpo era un discípulo de Juan y el testifica que Juan la
escribió. Da el mismo testimonio otro discípulo, Papías. Muchos de los
llamados “Padres Eclesiástico” (autores y comentaristas de los primeros siglos
de la era cristiana) atribuyeron esta carta a Juan el apóstol. Entre ellos
eran Tertuliano (155-220); Clemente de Alejandría (150-216); Ireneo (130-200),
quien era discípulo de Policarpo; 0rígenes (185-254); y Cipriano (murió en 258).
B.
La evidencia
interna también apunta al autor de esta carta como siendo el mismo quien
escribió el Evangelio Según Juan. Si el
apóstol Juan es el autor del Evangelio Según Juan, también lo es de esta carta.
El estilo, modo de expresarse, o dicción de las dos obras, apunta a un autor
común. El autor se identifica a sí mismo como apóstol al afirmar que era un
testigo ocular de Jesucristo (1:1-3). Esto era requisito para ser apóstol
(Hechos 1:8, 21, 22; 10:41). El estilo y manera de expresarse eran tan
conocidos a sus lectores que el autor no tuvo que identificarse. Tal carta
indicaría quién la escribió y la autoridad de él para hablar. Ninguna obra
fraudulenta tendría tales características. Sin duda esta carta es del apóstol
Juan.
II. Tocante a Juan el apóstol
A.
Era hijo de
Zebedeo (Marcos 1:20; Lucas 5:10) y de Salomé (Mateo 27:56 juntamente con
Marcos 15:40), y hermano de Jacobo (Mateo 4:21; Hechos 12:2).
B.
Fue llamado por
Jesús para seguirle (Mateo 4:21), y ser un apóstol (10:1-4). El juntamente con
Jacobo su hermano fueron apellidados Boanerges, que quiere decir “hijos del
trueno” (Marcos 3:17). Quisieron mandar descender fuego del cielo sobre los
samaritanos (Lucas 9:54).
C.
Tuvo el privilegio
especial de acompañar a Jesús cuando resucitó a la hija de Jairo (Marcos 5:37),
cuando fue transfigurado (Mateo 17:1,2), y cuando oró en Getsemaní (Mateo
26:36-37).
D.
La madre de Juan,
juntamente con él y con Jacobo, pidió a Jesús para sus dos hijos una posición
especial en el reino (Mateo 20:20-23; Marcos 10:35).
E.
Juan, juntamente
con los otros discípulos, prohibieron a cierta persona que no echara fuera
demonios, porque no seguía a ellos (es decir, en su compañía). Jesús les
reprendió por esto (Marcos 9:38-41).
F.
Fue encargado del
cuidado de la madre de Jesús (Juan 19:27). Era testigo de la resurrección de
Jesús y de su ascensión al cielo (Mateo 28:16; Hechos 1:2-11).
G.
Era hombre sin
letras (Hechos 4:13).
H.
Era compañero íntimo
de Pedro (Hechos capítulo 3-4; 8:14-25; Gálatas 2:9).
I.
Era “columna” en
la iglesia de Jerusalén (Gálatas 2:9).
J.
Fue desterrado a
la isla llamada Patmos (Apocalipsis 1:9), donde recibió la revelación de
Jesucristo (v.1).
K.
Escribió cinco
libros del Nuevo Testamento; a saber, El Evangelio Según Juan, las tres
Epístolas de Juan, y Apocalipsis.
III. Características de la carta
A.
Las siguientes
palabras claves se encuentran en las dos obras: vida, luz, amor, tinieblas,
muerte, mundo, comunión y verdad.
B.
La palabra “amor,”
y derivados de ésta, caracterizan esta carta en gran manera. Se emplea esta
palabra, y sus derivados, unas cincuenta veces a través de la carta.
C.
La palabra
“conocer,” y las varias formas de ella, aparece en esta carta con frecuencia,
probablemente en refutación del gnosticismo prevaleciente en ese tiempo.
D.
En esta carta se
enfatizan varias seguridades. Véanse 3:14, 19, 24. De igual manera se enfatiza
la idea de “comunión,” basada en la justicia y amor (1:3-10).
E.
Otra
característica sobresaliente de esta carta es que el autor, como también lo
hace el del Evangelio Según Juan, no sencillamente afirma o niega alguna
proposición, sino que para enfatizar la afirmación, niega lo contrario, y para
enfatizar la negación, afirma lo contrario. Tenemos ejemplos de esto en Juan
1:20; 3:36; 5:24; 6:22; 1 Juan 2:4,27; 4:2,3.
IV. Destinatarios
A.
Como no se sabe quiénes
eran los recipientes iniciales de esta carta, tampoco se sabe cuándo fue escrita,
ni desde dónde. Toda conclusión es pura conjetura. Parece ser carta de un autor
de gran edad, y los escritores primitivos nos dicen que Juan pasó su vejez en
el área de Éfeso.
B.
No hay ninguna
referencia a persecución en esta carta. Todo apunta a un período de paz
exterior. Esto indicaría una fecha posterior a 80 d.C., y anterior a 94, cuando
surgió la persecución de Domiciano, quien era el último de los doce Césares.
Algunos comentaristas fijan la fecha de 90 d.C. como la más probable para esta
carta. Las herejías tratadas en ella también apuntan a una fecha tarde en el
siglo primero, porque éstas no tuvieron principio y circulación hasta entonces.
C.
No obstante,
algunos consideran que 2:13, 18 indican una fecha anterior a la destrucción de
Jerusalén (70 d.C.), afirmando que los lectores habían conocido a Jesús en la
carne, y que el “último tiempo” se refería al fin de la nación judaica.
V. Condiciones y circunstancias de los
tiempos en que se escribió la carta
A.
No hay referencia
a persecución general ni indicación indirecta respecto a ello. Los asuntos
tratados apuntan más bien a conflictos internos en la iglesia del área de los
lectores originales (2:13, 17; 5:4).
B.
Se habían
levantado falsos maestros (4:1-6). Esta carta combate su filosofía falsa y las
prácticas corruptas que ésta producía. Así
que la oposición que encontraba la iglesia no era tanto externa
(persecución física) como interna (la mundanalidad en forma de filosofías
falsas y hechos carnales). Los cristianos estaban siendo seducidos por estos
falsos maestros, estos parecen haber sido los gnósticos, según el punto de
énfasis de esta carta y las cosas condenadas en ella.
VI. El propósito de la carta
A.
El autor mismo
declara su propósito en 1:3-4; 5:13. Además, las cosas tratadas en la carta
indican cuáles son sus propósitos. Juan había vivido hasta una edad avanzada y
por eso había visto el aparecimiento de muchas corrupciones en la iglesia en la
forma de doctrinas y prácticas. Escribió tres cartas para reafirmar las
verdades tocantes a la persona y obra de Jesucristo, y para combatir las falsas
doctrinas y condenar las prácticas corruptas que éstas producían. Por eso
abunda esta carta en exhortaciones a la constancia y a la fidelidad en la fe de
Jesucristo y en advertencias contra la seducción de las concupiscencias de la
carne y contra los falsos maestros, muchos de los cuales eran hermanos
apóstatas (2:19), los anticristos.
B.
Esta carta
enfatiza la deidad de Jesucristo y condena severamente a los que la niegan.
Condena las prácticas carnales abogadas por los falsos maestros (2:15-17;
3:3-10).
C.
Juan escribió el
Evangelio Según Juan para presentar las evidencias que producen fe en Cristo
Jesús (20:30-31), y esta carta para presentar la clase de conducta que esa fe
en Jesucristo produce.
D.
Esta carta
enfatiza que la humana sabiduría no es superior a la divina, a la fe en Cristo
Jesús. Solamente por adherirse a la fe en Cristo hay promesa de vida eterna. La
locura de la predicación de la cruz de Cristo siempre será la sabiduría de la
iglesia y a la que ella siempre debe seguir fielmente (I Co 1:21, 30; 2:1, 5).
E.
Para poder entender
alguna proposición, tenemos que entender cuál es el propósito del autor al
presentarla. Hemos visto el propósito de Juan al escribir esta carta. Es
evidente que el error tratado es lo opuesto de las exhortaciones y puntos de
énfasis del autor. Pero este error bien describe al gnosticismo que tuvo sus
principios en el tiempo de Juan. Si interpretamos algún dado versículo de esta
carta, teniendo presente quiénes eran los falsos maestros y lo que enseñaban,
no caeremos en falsas interpretaciones, cosa que hacen los que ignoran esta
verdad.
VII. El gnosticismo
A.
La palabra
gnosticismo, según el Diccionario Enciclopédico Abreviado, significa “Doctrina
filosófica y religiosa de los primeros siglos de la Iglesia, mezcla de la
cristiana con creencias judaicas y orientales, que se dividió en varias sectas
y pretendía tener un conocimiento intuitivo y misterioso de las cosas divinas.”
Este nombre se deriva de la palabra griega gnosis, que quiere decir “conocimiento.”
Los gnósticos reclamaban tener un conocimiento superior a los demás. Usaban mal
a Juan 17:3, reclamando que lo único importante era el conocimiento, y según
ellos este conocimiento era la filosofía que abogaban. Su sistema era uno de
intelectualidad y no de moralidad. Según ellos, las expresiones del apóstol
Pablo respecto a “libres de la ley” quieren decir libres de toda restricción
moral.
B.
Los gnósticos eran
de dos clases principales: los docetas y los discípulos de Cerinto.
1.
Los docetas. Estos
negaban la humanidad de Jesucristo. Según ellos, no tenía Cristo cuerpo literal
o físico. Todo era una aparición o imaginación. Por eso eran llamados también
los Phantasiastae (fantasmas). Juan los llama los “anticristos” (2:18), porque
negaban la humanidad de Jesucristo. Los prueba falsos con lo de 1:1-3.
Afirmaban éstos que todo lo atribuido a Jesús (su encarnación, obra,
sufrimiento, resurrección y ascensión) era pura imaginación. Concluían que por
eso no murió en realidad para hacer satisfacción por nuestros pecados. Juan les
contestó en 2:2. Concluían que no tenemos que sufrir por nuestra fe, como
tampoco sufrió (en realidad) Jesucristo.
2.
Los cerintianos.
Estos negaban la deidad de Jesucristo. Eran de la doctrina de un cierto Cerinto,
contemporáneo de Juan el apóstol. El reclamaba (según el testimonio de Ireneo
en su libro contra herejías) que la deidad o divinidad entró en Jesús cuando
fue bautizado, y que lo dejó cuando fue crucificado. Según él, nació Jesús hijo
de José, y no milagrosamente de la virgen que se llamaba María. Era Cerinto un
judío de Egipto que combinó algunas ideas judaicas con la filosofía gnóstica.
Retenía la circuncisión y la observancia del sábado. El resultado fue un
judaísmo espiritualizado. Los cerintianos, como también los ebionitas, eran
unitarios. Afirmaban que antes y después de morar el Cristo en él, era Jesús
meramente hombre. Admitían como hecho todo lo dicho respecto a la historia de
Jesús, pero negaban que era en realidad el Hijo de Dios (2:22). Juan les
contestó con lo de 4:15 y 5:5. (Los judíos también negaban la deidad de Jesús
(Juan 5:17-18; 10:33; Mateo 26:63-68) pero éstos que lo negaban y están bajo
consideración en esta carta eran de origen más reciente, 2:18).
C.
Básicamente el gnosticismo
consideraba toda la materia como de naturaleza mala. Afirmaba que el mundo fue
creado por un principio malo (y no por Dios quien es puro, y es luz). El
dualismo pagano era la base de su creencia. (Dualismo = sistema religioso o
filosófico que admite dos principios, como el del bien y el del mal, el alma el
cuerpo, etc. Diccionario LaRousse). De esto concluían que Dios no pudo habitar
en un cuerpo material o físico. ¡Negaban la encarnación de Cristo!
D.
Algunos gnósticos
eran ascéticos, afirmando que el cuerpo era malo y tenía que ser maltratado;
otros eran libertinos, afirmando que con la mente se salvaban según su
conocimiento superior, aunque con sus cuerpos practicaban toda clase de
sensualidad. Pablo expuso la falsa filosofía de ellos (Colosenses 1:16;
2:8-23), como, también Judas (16-19) y Pedro (II Pedro 2:1-3).
E.
La aplicación
práctica del gnosticismo (para la gran mayoría) era la sensualidad, porque
afirmaban que el espíritu era puro e independiente del cuerpo, y que el cuerpo
podía pecar porque era impuro de naturaleza. Según esta filosofía que pecara el
cuerpo y que con este conocimiento podían ellos permitir que sus cuerpos
practicaran tales cosas sensuales. ¿No les permitía así su conocimiento
superior? Así razonaban y se gloriaban en su “gnosis.”
F.
Los nicolaítas
eran llamados gnósticos por los escritores primitivos. Sus hechos u obras eran
malos (Apocalipsis 2:6,15). Afirmaban que los cristianos no están bajo sistema
de moralidad, sino libres de todo pecado y que por eso no podían pecar o ser
castigados por pecados cometidos. Estos nicolaítas estaban muy activos en Éfeso
y en Pérgamo, según Apocalipsis capítulo 2.
Juan en su carta denuncia la doctrina de los tales (1:8-10; 2:1-3; 3:4).
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