jueves, 7 de junio de 2012

Plantando iglesias (4): ¿Como obedecer el evangelio?


Lección  4

Cómo obedecer el Evangelio

Como sabe, estamos estudiando una serie de lecciones sobre Cómo iniciar la Iglesia de Cristo en donde se encuentra. Queremos que sepa sobre la salvación y sobre la iglesia a la cual el Señor le añadirá cuando le obedezca. Si se encuentra cerca de una congregación de Su iglesia queremos animarle a ser parte de esa congregación, pero si vive en una ciudad, villa o algún lugar donde no existe, entonces queremos decirle cómo puede empezar una iglesia allí.

            En esta lección estudiaremos cómo obedecer el Evangelio. ¿Sabe usted siquiera qué es el Evangelio? Muchas personas no. Entonces, ¿cómo pueden obedecer el evangelio si no conocen qué es? No pueden, y esa es la razón por la cual nosotros estamos invirtiendo nuestro tiempo para discutir el evangelio y cómo obedecerlo.

            Primero, pensemos lo que es el evangelio. Es un termino que usamos a cada momento, pero cuan bueno es hablar sobre “el Evangelio” si no conocemos lo que este significa. La palabra evangelio se define como las buenas nuevas o las buenas noticias. El apóstol Pablo dijo, ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas! (Ro. 10: 15) ¿Por qué el evangelio es la  buena nueva? Es la buena nueva porque se trata de la muerte, sepultura y resurrección de Jesucristo. Pablo escribió a los cristianos en Corinto, “Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis; por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano. Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras” (1 Co. 15: 1-4)

            ¿Cómo podría la muerte, sepultura y resurrección de Cristo ser buena nueva?  Son buenas nuevas porque Cristo murió por nuestros pecados. Él murió para que pudiéramos ser salvos, y murió para que pudiéramos tener la esperanza de la vida eterna. Pero Él no solo murió y allí termino todo. Podemos ser salvos de nuestros pecados porque Él resucitó de la tumba para probar que Él era el Hijo de Dios y que tenía el poder de salvar al hombre de sus pecados. Pablo también dijo, “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Ro. 5: 8). Después Pedro declaró, “quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados” (1 P. 2: 24).
            Existen algunas otras escrituras que debaten y afirman la muerte, sepultura y resurrección del Señor, ¿pero como puede eso salvarlo a usted y a mi?  Primero, debemos creer en él. Debemos creer que Cristo es e Hijo de Dios y que murió, fue sepultado y  resucitó de la tumba. A menos que creamos esto no podremos ser salvos. Cristo mismo dijo,“Por eso os dije que moriréis en vuestros pecados; porque si no creéis que yo soy, en vuestros pecados moriréis” (Jn. 8: 24).

Pero  podemos creer esta verdad toda nuestra vida y aun estar perdidos, porque no es suficiente simplemente creer. No solamente debemos creer en el Evangelio, sino debemos obedecerlo. ¿Cómo puede una persona obedecer el evangelio? Mientras continuamos leyendo las escrituras se nos dice que hay mandamientos relacionados con el evangelio. Primero, debemos  escuchar el evangelio. Por eso Cristo ordenó  a Sus discípulos que fueran al mundo y predicaran el evangelio a toda criatura (Mc. 16: 15) Pablo dijo que la fe viene por el oír  la palabra de Dios (Ro. 10: 7). Y por supuesto es lo que estamos haciendo ahora. Estamos estudiando la palabra de Dios, estamos escuchando el evangelio para que podamos saber qué es. Luego, debemos creer en el evangelio. Cristo dijo, “El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado” (Mc 16: 16). El escritor de Hebreos dijo que sin fe es imposible agradar a Dios (Heb. 11: 6).

Después viene el mandato del arrepentimiento. Eso simplemente significa que uno debe dar la espalda al pecado o dejar de hacer aquellas cosas que son malas o incorrectas. Si uno quiere ser libre de sus pecados debe estar dispuesto a arrepentirse. Cristo dijo que debemos arrepentirnos o pereceremos (Lc. 13: 3) Pablo proclamó que Dios ha ordenado a todos los hombres en todo lugar que se arrepientan (Hch. 17: 30). Pedro dijo a un gran numero de personas que deberían arrepentirse y ser bautizados para la remisión de sus pecados (Hch. 2: 38).

Después del arrepentimiento viene la confesión, es decir. Uno debe confesar con la boca  que Jesucristo es el Hijo de Dios. El Señor quiere que se registre que la persona cree que Cristo es el Hijo de Dios. Si se avergüenza del Señor o se niega a confesarlo, entonces no podrá salvarse. Cristo dijo que si lo confesamos ante los hombres  Él nos confesará ante el Padre en los cielos (Mt. 10: 32). Pablo dijo que debemos confesarlo para salvación (Ro. 10: 10). Felipe le pidió al etiope que confesara que Cristo es el Hijo de Dios si quería ser bautizado (Hch. 8: 37).

Y finalmente, uno debe ser bautizado, o sepultado en agua, para que nuestros pecados sean borrados. Cristo dijo, “El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado” (Mc. 16: 16). Pedro  predicó del arrepentimiento y del bautismo para el perdón de los pecados (Hch. 2: 38). Existen  otros muchos pasajes de las escrituras que nos dicen que el bautismo pone a una persona en Cristo (Ro. 6: 34), y en la iglesia (1 Co. 12:13). Es lo que hace posible un nuevo nacimiento como se menciona en Juan 3:3-5.

Pero sobre todo, el bautismo representa la muerte, sepultura y resurrección de Jesucristo: Cristo murió en la cruz, y el pecador muere a sus pecados; Cristo fue sepultado en una tumba, y el pecador muere a sus pecados en el agua; Cristo fue resucitado  y una persona es resucitada de la tumba acuática para caminar en nueva vida (Ro. 6: 1-12) ¿No es hermoso? Pablo entonces explica, “pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis entregados y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia” (Ro. 6: 17,18).  La doctrina se refiere la muerte, sepultura y resurrección de Cristo; la obediencia al evangelio, refiere al pecador como muerto al pecado, es sepultado en las aguas del bautismo, y después sale de la tumba de agua lo cual se describe como resurrección. Antes de esto, uno era siervo del pecado, pero después de culminar con los actos de obediencia, se dice que la persona es siervo de justicia. Por lo tanto, cuando una persona obedece al Señor proclama su fe en la muerte, sepultura y resurrección de Cristo. Eso se hace obedeciendo el evangelio.

Debido a que una persona puede obedecer el evangelio, Pablo dijo que el Señor regresará para tomar venganza sobre aquellos que no conocen a Dios y no obedecen el evangelio (2 Tes. 1: 7-9) Pedro declaró, “Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios; y si primero comienza por nosotros, ¿cuál será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios?” (1 P. 4: 17).  Es obvio que una persona tiene que obedecer el evangelio para ser salvo e ir al cielo, ya que estos escritores dicen que el Señor regresará para tomar venganza sobre aquellos que no obedecen el evangelio y que si el justo difícilmente se salva, ¿Qué podemos esperar si no hacemos ni siquiera un esfuerzo por obedecer al Señor?

Una vez más, ¿cómo se obedece el evangelio? Las escrituras nos enseñan que uno debe estudiar la palabra de Dios para conocer la verdad, o escuchar el evangelio predicado para que se pueda creer en él. Al escuchar la voluntad de Dios, llegamos a conocimiento de Cristo, quién es Él, qué hizo, etc., entonces debemos creer que Él es el Hijo de Dios, y que Él tiene el poder para salvarnos en este mundo y en el mundo por venir. Luego, debemos arrepentirnos o dar la espalda a todos nuestros pecados. Eso significa que debemos dejar nuestros malos hábitos y renunciar a hacer cosas que son malas. Otra forma de declararlo, una persona no puede arrepentirse de sus pecados y continuar haciendo cosas que se oponen a la voluntad de Dios deliberadamente. Después de arrepentirse, una persona debe confesar  con su boca, desde su corazón, que cree que Jesucristo es el Hijo de Dios. Seguramente uno no puede esperar que Cristo lo salve si no cree en Él lo suficiente para reconocer su fe ante otros. Y finalmente, debe bautizarse o ser sepultado en agua para la remisión de sus pecados. Cuando una persona hace esto, el Señor lo salva y lo añade a Su iglesia ¿No es algo simple?

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