Lección 4
Cómo
obedecer el Evangelio
Como sabe, estamos
estudiando una serie de lecciones sobre
Cómo iniciar la Iglesia de Cristo en donde se encuentra. Queremos que sepa
sobre la salvación y sobre la iglesia a la cual el Señor le añadirá cuando le
obedezca. Si se encuentra cerca de una congregación de Su iglesia queremos
animarle a ser parte de esa congregación, pero si vive en una ciudad, villa o
algún lugar donde no existe, entonces queremos decirle cómo puede empezar una
iglesia allí.
En
esta lección estudiaremos cómo obedecer
el Evangelio. ¿Sabe usted siquiera qué es el Evangelio? Muchas personas no.
Entonces, ¿cómo pueden obedecer el evangelio si no conocen qué es? No pueden, y
esa es la razón por la cual nosotros estamos invirtiendo nuestro tiempo para discutir
el evangelio y cómo obedecerlo.
Primero,
pensemos lo que es el evangelio. Es un termino que usamos a cada momento, pero
cuan bueno es hablar sobre “el Evangelio” si no conocemos lo que este
significa. La palabra evangelio se define como las buenas nuevas o las buenas noticias. El apóstol Pablo dijo, ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito:
¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian
buenas nuevas! (Ro. 10: 15) ¿Por qué el evangelio es la buena nueva? Es la buena nueva porque se
trata de la muerte, sepultura y resurrección de Jesucristo. Pablo escribió a
los cristianos en Corinto, “Además os declaro,
hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el
cual también perseveráis; por el cual asimismo, si retenéis la palabra que
os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano. Porque primeramente
os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados,
conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día,
conforme a las Escrituras” (1 Co. 15: 1-4)
¿Cómo
podría la muerte, sepultura y resurrección de Cristo ser buena nueva? Son buenas nuevas porque Cristo murió por
nuestros pecados. Él murió para que pudiéramos ser salvos, y murió para que
pudiéramos tener la esperanza de la vida eterna. Pero Él no solo murió y allí
termino todo. Podemos ser salvos de nuestros pecados porque Él resucitó de la
tumba para probar que Él era el Hijo de Dios y que tenía el poder de salvar al
hombre de sus pecados. Pablo también dijo, “Mas Dios muestra
su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por
nosotros” (Ro. 5: 8). Después Pedro declaró, “quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el
madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la
justicia; y por cuya herida fuisteis sanados” (1 P. 2: 24).
Existen
algunas otras escrituras que debaten y afirman la muerte, sepultura y
resurrección del Señor, ¿pero como puede eso salvarlo a usted y a mi? Primero, debemos creer en él. Debemos creer
que Cristo es e Hijo de Dios y que murió, fue sepultado y resucitó de la tumba. A menos que creamos esto
no podremos ser salvos. Cristo mismo dijo,“Por eso os dije
que moriréis en vuestros pecados; porque si no creéis que yo soy, en vuestros
pecados moriréis” (Jn. 8: 24).
Pero podemos creer esta verdad toda nuestra vida y
aun estar perdidos, porque no es suficiente simplemente creer. No solamente
debemos creer en el Evangelio, sino debemos obedecerlo. ¿Cómo puede una persona
obedecer el evangelio? Mientras
continuamos leyendo las escrituras se nos dice que hay mandamientos
relacionados con el evangelio. Primero,
debemos escuchar el evangelio. Por
eso Cristo ordenó a Sus discípulos que
fueran al mundo y predicaran el evangelio a toda criatura (Mc. 16: 15) Pablo
dijo que la fe viene por el oír la
palabra de Dios (Ro. 10: 7). Y por supuesto es lo que estamos haciendo ahora.
Estamos estudiando la palabra de Dios, estamos escuchando el evangelio para que
podamos saber qué es. Luego, debemos
creer en el evangelio. Cristo dijo, “El que creyere y
fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado”
(Mc 16: 16). El escritor de Hebreos dijo que sin fe es imposible agradar a Dios
(Heb. 11: 6).
Después viene el
mandato del arrepentimiento. Eso
simplemente significa que uno debe dar la espalda al pecado o dejar de hacer
aquellas cosas que son malas o incorrectas. Si uno quiere ser libre de sus
pecados debe estar dispuesto a arrepentirse. Cristo dijo que debemos
arrepentirnos o pereceremos (Lc. 13: 3) Pablo proclamó que Dios ha ordenado a
todos los hombres en todo lugar que se arrepientan (Hch. 17: 30). Pedro dijo a
un gran numero de personas que deberían arrepentirse y ser bautizados para la
remisión de sus pecados (Hch. 2: 38).
Después del
arrepentimiento viene la confesión,
es decir. Uno debe confesar con la boca
que Jesucristo es el Hijo de Dios. El Señor quiere que se registre que
la persona cree que Cristo es el Hijo de Dios. Si se avergüenza del Señor o se
niega a confesarlo, entonces no podrá salvarse. Cristo dijo que si lo
confesamos ante los hombres Él nos
confesará ante el Padre en los cielos (Mt. 10: 32). Pablo dijo que debemos
confesarlo para salvación (Ro. 10: 10). Felipe le pidió al etiope que confesara
que Cristo es el Hijo de Dios si quería ser bautizado (Hch. 8: 37).
Y finalmente, uno
debe ser bautizado, o sepultado en agua, para que nuestros pecados sean
borrados. Cristo dijo, “El que creyere y
fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado” (Mc.
16: 16). Pedro predicó del
arrepentimiento y del bautismo para el perdón de los pecados (Hch.
2: 38). Existen otros muchos pasajes de
las escrituras que nos dicen que el bautismo pone a una persona en Cristo (Ro.
6: 34), y en la iglesia (1 Co. 12:13). Es lo que hace posible un nuevo
nacimiento como se menciona en Juan 3:3-5.
Pero sobre todo, el
bautismo representa la muerte, sepultura y resurrección de Jesucristo: Cristo
murió en la cruz, y el pecador muere a sus pecados; Cristo fue sepultado en una
tumba, y el pecador muere a sus pecados en el agua; Cristo fue resucitado y una persona es resucitada de la tumba
acuática para caminar en nueva vida (Ro. 6: 1-12) ¿No es hermoso? Pablo
entonces explica, “pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos
del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual
fuisteis entregados y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la
justicia” (Ro. 6: 17,18). La doctrina se
refiere la muerte, sepultura y resurrección de Cristo; la obediencia al
evangelio, refiere al pecador como muerto al pecado, es sepultado en las aguas
del bautismo, y después sale de la tumba de agua lo cual se describe como
resurrección. Antes de esto, uno era siervo del pecado, pero después de
culminar con los actos de obediencia, se dice que la persona es siervo de
justicia. Por lo tanto, cuando una persona obedece al Señor proclama su fe en
la muerte, sepultura y resurrección de Cristo. Eso se hace obedeciendo el
evangelio.
Debido a que una
persona puede obedecer el evangelio,
Pablo dijo que el Señor regresará para tomar venganza sobre aquellos que no
conocen a Dios y no obedecen el evangelio (2 Tes. 1: 7-9) Pedro declaró, “Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de
Dios; y si primero comienza por nosotros, ¿cuál será el fin de aquellos que no
obedecen al evangelio de Dios?” (1 P. 4: 17). Es obvio que
una persona tiene que obedecer el evangelio para ser salvo e ir al cielo, ya
que estos escritores dicen que el Señor regresará para tomar venganza sobre
aquellos que no obedecen el evangelio y que si el justo difícilmente se salva,
¿Qué podemos esperar si no hacemos ni siquiera un esfuerzo por obedecer al
Señor?
Una vez más, ¿cómo se obedece el evangelio? Las
escrituras nos enseñan que uno debe estudiar la palabra de Dios para conocer la
verdad, o escuchar el evangelio predicado para que se pueda creer en él. Al
escuchar la voluntad de Dios, llegamos a conocimiento de Cristo, quién es Él,
qué hizo, etc., entonces debemos creer que Él es el Hijo de Dios, y que Él
tiene el poder para salvarnos en este mundo y en el mundo por venir. Luego,
debemos arrepentirnos o dar la espalda a todos nuestros pecados. Eso significa
que debemos dejar nuestros malos hábitos y renunciar a hacer cosas que son
malas. Otra forma de declararlo, una persona no puede arrepentirse de sus
pecados y continuar haciendo cosas que se oponen a la voluntad de Dios
deliberadamente. Después de arrepentirse, una persona debe confesar con su boca, desde su corazón, que cree que
Jesucristo es el Hijo de Dios. Seguramente uno no puede esperar que Cristo lo
salve si no cree en Él lo suficiente para reconocer su fe ante otros. Y
finalmente, debe bautizarse o ser sepultado en agua para la remisión de sus
pecados. Cuando una persona hace esto, el Señor lo salva y lo añade a Su
iglesia ¿No es algo simple?
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